Desde
niña, siempre fue una romántica que deshojaba margaritas. La educaron con los
cuentos de muchachas inocentes salvadas por valerosos príncipes azules. La
enseñaron a dibujar corazones perfectos en los que encerrar iniciales apasionadas.
La adiestraron para que fuera sensible, tierna y delicada como un lirio. La prepararon para demostrar la inevitable fragilidad de la condición femenina. La
instruyeron para que fuese la perfecta casada: maternal y abnegada con sus
hijos, amante y fiel esposa de un marido al que debía obedecer y nunca
cuestionar. La ilustraron en las artes
del ama de casa: sabía coser, sabía bordar y sabía, ante todo, callar. La
aleccionaron para ser dócil, sumisa y guardar las apariencias; lo que ocurría dentro del hogar era secreto y se debía quedar rebotando como un eco entre sus
paredes. La
amaestraron así para tener una vida plena de mujer feliz.
domingo, 27 de noviembre de 2016
jueves, 24 de noviembre de 2016
martes, 8 de noviembre de 2016
Tenemos que hablar de Kevin
Rousseau defendía en 1762 en su Emilio, o de la Educación (obra ilustrada que ayudaría al desarrollo de la pedagogía moderna) que el ser humano está orientado naturalmente para el bien, pues nace bueno y libre, pero la educación tradicional oprime y destruye esa naturaleza y la sociedad acaba por corromperlo.
martes, 1 de noviembre de 2016
Desde el más allá
El
sol había declinado ya por el oeste y las primeras estrellas se asomaban
tímidas entre jirones de nubes oscuras. La noche despertaba de su letargo
diurno y se desperezaba dejando caer su manto siniestro sobre la tierra. A lo
lejos se escuchaba el aullido constante de algún perro nostálgico que
requebraba a la Luna. Las calles se habían quedado desiertas con el último
destello de luz y los postigos de las casas habían sido bien asegurados.
Cualquiera que estimara en algo su vida se guardaba bien de merodear en una
noche como ésa, en la que las ánimas vagaban libres por el mundo de los vivos
reclamando el espacio que les había sido arrebatado. En el pasado, sólo algún
incauto se había atrevido a burlarse del miedo y había perecido en las redes de
la locura.