Sé
que se aproximan. Siento los cascos de sus caballos removiendo el polvo y las
pisadas inseguras de los que van a pie. Me alcanza el rumor de sus pertrechos,
las toses ahogadas y el temblor de las mandíbulas de quienes auguran el peligro.
Huele a miedo y a sudor, a valentía perdida y a urea, a pólvora y a sangre por
derramar. Los uniformes han perdido su lustre y se preparan para matar o morir.
domingo, 10 de junio de 2018
miércoles, 6 de junio de 2018
Una novela criminal
En su Poética, Aristóteles, para explicar las diferencias entre comedia y tragedia, afirma que la tragedia, al contrario que la otra, aplica nombres familiares porque "lo posible es convincente; las cosas que no han sucedido no las creemos posibles, mientras es evidente que lo que ha ocurrido es posible, pues, si fueran imposibles, no habrían sucedido". Es decir, todo aquello que acontece en la realidad es creíble, ya que tenemos la certeza de su posible existencia. Pero, ¿qué pasa cuando la realidad es tan extraña que roza la inverosimilitud, cuando los hechos efectivamente acaecidos parecen imposibles desde un punto de vista de la lógica, o la realidad es manipulada para crear lo que se ha venido a denominar en los últimos tiempos "la posverdad"?