Se toma en serio su trabajo y siempre entrena a
conciencia. Corre cuando el míster lo manda, realiza los ejercicios técnicos
con precisión, practica las jugadas hasta que salen perfectas y no deja de
chutar hasta que el portero dice basta. Todos comentan que está en forma, que es
rápido y que maneja el balón como si hubiese nacido con él. Su esfuerzo le ha
costado, piensa. Y mucho, mucho sacrificio.