Cada
día salgo con mi bicicleta durante al menos una hora. Voy generalmente por las
carreteras de mi entorno, aunque a veces me desplazo a otros lugares para
variar el trayecto y no aburrirme. En alguna ocasión también me aventuro a pedalear
por pistas de tierra y a hacer descensos vertiginosos por zonas montañosas que
producen un buen chute de adrenalina.