El dolor de los demás es la tercera novela del escritor murciano Miguel Ángel Hernández publicada por la editorial Anagrama en 2018 y por la que obtuvo el premio Libro Murciano del Año.
Esta no es una novela de ficción, sino una confesión autobiográfica del autor, quien recupera un suceso del pasado para convertirlo en materia literaria. A la vez, desnuda su yo adolescente, recorre las líneas de su propia mano para desentrañar cómo era el muchacho que vivió esos acontecimientos en un pueblo de la huerta murciana.
La Nochebuena de 1995 el mejor amigo del autor asesinó a su hermana y se suicidó. Aunque hubo investigación policial, no se conocieron las causas que provocaron el crimen. Miguel Ángel fue testigo de lo que aconteció tras ser descubierto el cadáver de la muchacha y despertarse los vecinos. Con el tiempo, los hechos quedaron amontonados bajo un cúmulo de recuerdos. No obstante, latían en la memoria del escritor, quien, veinte años después, decide investigar los hechos y descubrir la verdad.
La historia se divide en dos niveles narrativos: uno en el presente, en el que el narrador en primera persona relata cómo hace averiguaciones y las dificultades y avances a los que se enfrenta; y otro en el pasado, en esa noche fatídica en que se produjeron las muertes y en las que el narrador se dirige a una segunda persona que no es otra que el propio Miguel Ángel de dieciocho años, con todos sus temores, dudas e inseguridades. De ese modo, se distingue la trama policiaca de la autobiográfica.
No le resulta al narrador tan fácil recuperar las piezas que componen la verdad. Hay una diferencia de veinte años entre los sucesos y la investigación, tiempo suficiente para que los recuerdos se diluyan, hayan sido enterrados o se escondan bajo el peso de la burocracia.
Por otra parte, él ya no es el mismo, el tiempo lo ha transformado en un hombre maduro, seguro de sí mismo y que desea distanciarse de quien era dos décadas atrás. Por algo se alejó de su aldea, del pueblo, de la huerta y de todo su entorno. Por algo vive en la ciudad y ha consentido que el tiempo haga su trabajo con la casa de sus padres y con él mismo. Su huida de sí mismo acaba, para relatar los hechos debe enfrentarse a su pasado.
Pero no solo sus miedos aflorarán, sino los de otros. Hay quienes lo animan a encontrar las respuestas que nunca se dieron; a otros les vale con lo que sucedió y ven obsceno remover el pasado. Las teorías son muchas, las lenguas, afiladas. Las verdades de cada quien se mezclan para encontrar una común que no satisface a todos.
Miguel Ángel se enfrenta a un conflicto de intereses, el asesino es su mejor amigo, junto al que creció y pasó su infancia. ¿Cómo verlo como un ser vil y cruel que mató a golpes a su hermana? ¿Quién era entonces realmente su amigo?
Esta historia nos recuerda a otras novelas de investigación criminal como A sangre fría, de Truman Capote, o El adversario de Emmanuel Carrère, en las que los sucesos reales se vuelven literarios e involucran al propio escritor en la trama. ¿Puede la literatura dar respuesta a los acontecimientos vitales? A veces tampoco es suficiente, lo que importa es el dolor de los demás.
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