Desde hace cierto tiempo se intenta imponer el uso de los géneros masculino y femenino en cualquier contexto comunicativo en el que el plural esté formado por hombres y mujeres. Esta iniciativa, que muchos políticos defienden a capa y espada, carece de fundamentos lingüísticos.
Por un lado, contradice el principio básico de economía del lenguaje, según el cual se debe dar la mayor cantidad de información con el menor gasto lingüístico posible. Por otra parte, la Real Academia Española defiende en su página Web que "este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto. La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad."
Por un lado, contradice el principio básico de economía del lenguaje, según el cual se debe dar la mayor cantidad de información con el menor gasto lingüístico posible. Por otra parte, la Real Academia Española defiende en su página Web que "este tipo de desdoblamientos son artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico. En los sustantivos que designan seres animados existe la posibilidad del uso genérico del masculino para designar la clase, es decir, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos: Todos los ciudadanos mayores de edad tienen derecho a voto. La mención explícita del femenino solo se justifica cuando la oposición de sexos es relevante en el contexto: El desarrollo evolutivo es similar en los niños y las niñas de esa edad."
Este tipo de usos crea problemas de concordancia y sintácticos, pues provoca que el mensaje resulte engorroso para el receptor. Es frecuente encontrar expresiones como Los diputados y diputadas en las que observamos que el determinante artículo solo concuerda en género con el primer sustantivo y no con el segundo, como manda la gramática española.
Algunos hablantes más creativos han decidido emplear @ para contener ambos géneros (diputad@s). Sin embargo, lo que cometen es un barbarismo lingüístico, pues ese signo no forma parte de nuestra lengua y resulta impronunciable para nosotros.
Otra tendencia generada a raíz de esta controversia consiste en emplear el femenino plural en contextos en los que el número de mujeres supera al de hombres. La RAE considera que "el uso genérico del masculino se basa en su condición de término no marcado en la oposición masculino/femenino. Por ello, es incorrecto emplear el femenino para aludir conjuntamente a ambos sexos, con independencia del número de individuos de cada sexo que formen parte del conjunto. Así, los alumnos es la única forma correcta de referirse a un grupo mixto, aunque el número de alumnas sea superior al de alumnos varones."
Somos conscientes de que la lengua está viva y en continuo cambio, pero no se deben imponer usos lingüísticos en los que se confunde el género de las palabras con el sexo de las personas, porque, por más que se empeñen algunos, ni la letra "a" posee ovarios, ni la "o", testículos.
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