Emeterio Gutiérrez Albelo nació en Icod de los Vinos (Tenerife)
el 20 de agosto de 1905.
Su padre, Emeterio Gutiérrez López, era historiador y cronista de la cuidad, además de director de la revista local La Comarca (1919-1923), en la que su hijo publicará sus primeros poemas juveniles. Un ambiente familiar propicio favoreció que el joven Emeterio realizara estudios superiores; estudió bachillerato y Magisterio en La Laguna y ejerció como maestro a lo largo de su vida en distintos puntos de la isla. Durante su etapa de estudiante coincidió con otros jóvenes que en el futuro también destacarían en el mundo de las letras
Su padre, Emeterio Gutiérrez López, era historiador y cronista de la cuidad, además de director de la revista local La Comarca (1919-1923), en la que su hijo publicará sus primeros poemas juveniles. Un ambiente familiar propicio favoreció que el joven Emeterio realizara estudios superiores; estudió bachillerato y Magisterio en La Laguna y ejerció como maestro a lo largo de su vida en distintos puntos de la isla. Durante su etapa de estudiante coincidió con otros jóvenes que en el futuro también destacarían en el mundo de las letras
En 1930 publica Campanario de la primavera, primer poemario en el que se puede
rastrear la huella ultraísta y creacionista, además de la evidente influencia
de Ramón Gómez de la Serna y sus Greguerías,
de Francis Jammes y Juan Ramón Jiménez (a quienes escribe sendos poemas),
Rafael Alberti, Antonio Machado o Luis de Góngora, entre otros. En estos poemas
Emeterio prioriza la forma, la técnica expresiva, a los temas o contenidos; por
ello, buscará el ritmo a través de la palabra, rompiendo incluso los esquemas
gramaticales clásicos y empleando extranjerismos para hallar la imagen deseada
que transmita la emoción del poeta. Con un estilo fresco, lúdico y juvenil,
esta poesía se acerca al estilo mostrado por los jóvenes poetas del 27, aunque
solo será un tímido anuncio del estilo rupturista de sus dos libros posteriores.
En 1933 se observa una notable
evolución estética en Romanticismo y
cuenta nueva, el siguiente libro publicado por Emeterio a través de la
revista literaria Gaceta de Arte, de
la que el icodense era editor. Esta revista mensual, fundada en 1932, se editó
regularmente en Santa Cruz de Tenerife hasta 1936 (vieron la luz 38 números) bajo
la influencia de los movimientos de vanguardia europeos. En Gaceta de Arte, y bajo la dirección de
Eduardo Westerdahl, colaboraron Domingo Pérez Minik, Agustín Espinosa, Domingo
López Torres y Pedro García Cabrera. Además, esta revista desarrolló una
intensa labor editorial publicando libros de diversos poetas, entre ellos dos
de Emeterio. Romanticismo y cuenta nueva,
compuesto por 41 poemas y cuya portada
fue elaborada por el pintor tinerfeño Óscar Domínguez, supone un acercamiento
mayor a la estética surrealista a través del juego de imágenes y metáforas que
ya había ensayado en su obra anterior y que en esta se irán acercando a lo
onírico.
Además de su vinculación con
diversas publicaciones periódicas de la isla, Gutiérrez Albelo también colabora
con revistas peninsulares, como Noroeste,
revista editada en Zaragoza, en la que también participaban algunos poetas del
grupo del 27.
En 1936, y de nuevo a través de Gaceta de Arte, se edita Enigma del invitado, considerada la obra
cumbre de Emeterio Gutiérrez Albelo, en la que el poeta muestra ya de manera
evidente su estrecha vinculación con la estética surrealista a través de imágenes
oníricas e inconexas cuyo hilo conductor es el periplo de un personaje por un
mundo alucinante y extrañador en el que los objetos cobran vida y las personas
son diseccionadas. Este libro, cuyo título es homónimo al de un poema de su
libro anterior, fue publicado poco antes de que estallara la Guerra Civil, por
lo que su difusión se vio limitada y, debido a su contenido, no pudo ser
reeditado durante la dictadura.
Ese mismo año Emeterio Gutiérrez
Albelo contrae matrimonio con Donitila Atienza Fumero, con quien tuvo tres
hijas.
La Guerra Civil española (1936-1939)
supuso un punto de inflexión en la poética de Emeterio que no han pasado por
alto los estudiosos de su obra. Si antes de la contienda el poeta icodense se
sumerge en las nuevas corrientes europeas dejándose llevar por el delirio
onírico hasta alcanzar las cimas del surrealismo español, tras el conflicto su
poesía se somete a los cánones establecidos por los principios del nacional
catolicismo que propugnan los vencedores y que se extenderán durante cuatro
décadas. No hay que olvidar, además, que toda expresión cultural va a verse
sometida por una doble y férrea censura, tanto política como religiosa, que
limitará la libertad expresiva de los artistas. Los críticos coinciden en
señalar la escasa calidad de los libros publicados por Emeterio Gutiérrez
Albelo a partir de entonces, a los que consideran mediocres y convencionales,
pues giran en torno al objeto religioso o al paisaje de la isla con escasos
remedos excepcionales de su poética anterior que solo aparecerán de manera
esporádica en diarios o revistas. Andrés Sánchez Robayna no entiende “cómo el
poeta no optó por el silencio y no aguardó a una más favorable coyuntura
cultural en la que sus versos no entrasen en completa contradicción con la obra
anterior a 1939”. No obstante, debemos entender la postura del poeta, pues
debía adaptarse a la nueva realidad social para sobrevivir a un mundo hostil
para la creación poética. Así, en 1944 publica Cristo de Tacoronte, poemario en el que ensalza a esa imagen
religiosa y su entorno físico y cultural. Sus siguientes obras serán Los Milagros y Los blancos pies en tierra (1951), Geocanción de España (1964) y Apuntes para una vida de Cristo (1969).
Durante este periodo de tiempo
Emeterio colaboró con la revista Mensaje (1945-1946)
y fundó y dirigió la revista Gánigo
desde 1953 hasta 1969.
Emeterio Gutiérrez Albelo falleció en
Santa Cruz de Tenerife el 8 de agosto de 1969. Tras la muerte del poeta se publicaron
diversos libros que recopilaban sus textos: Antología
poética (1969), Poesía última
(1970), El rincón de la amistad
(1971), Tenerife y el mar (1973) y Las alas
del tiempo (1974). Años después, y una vez se restableció la democracia en
España, se reeditaron sus obras de plenitud surrealista, que habían vivido
silenciadas durante los años del franquismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario