lunes, 8 de enero de 2018

Desayuno en Tiffany's

     Hay novelas que han sido eclipsadas por la versión cinematográfica que se ha hecho de ellas, tanto que, si escuchamos su título, inmediatamente nos viene a la memoria la película en lugar del libro. Esto es lo que sucede con Desayuno en Tiffany's, novela corta publicada por Truman Capote en 1958, que fue llevada al cine tres años después por Blake Edwars, quien contó para los papeles principales con Audrey Hepburn y George Peppard, y que se traduciría en español como Desayuno con diamantes.
     Como muchos, adoro esa cinta: la elegancia de Audrey, su voz cantando Moon river, el guapo de Peppard... Hasta ahora me conformaba con el film, puesto que varias personas me habían hablado mal de la obra de Capote. Sin embargo, decidí leerla por pura curiosidad, y he de afirmar que la novela me ha gustado incluso más que la película. De hecho, pese a compartir un tronco común inevitable, poseen numerosas diferencias.
    Desayuno en Tiffany's es una novela breve que no alcanza las cien páginas; no obstante, la trama es intensa y atrapa al lector con la delicadeza de una protagonista bastante peculiar, Holly Golightly. Aunque se intentó desdibujar en el cine, supongo que por convencionalismos sociales, Holly es en realidad una aspirante a actriz de Hollywood que abandonó su carrera para introducirse en los ambientes más selectos de Nueva York como chica de compañía; es más, queda claro en la novela que cobra a los hombres por los servicios prestados, por lo que podemos afirmar sin temor a equivocarnos que ejerce la prostitución. Este papel tan sórdido se le asigna en la película al protagonista masculino, Paul Varjak, quien vive de los favores de una mujer madura casada. Lo único que tiene en común este personaje con el de la novela es que ambos son escritores, ya que en la versión en papel, es el narrador de la historia, pero en ningún caso lleva el estilo de vida que se le asigna en el film. 
     Quizá lo que más diferencia ambos Desayunos sea el principio y el final de la historia, y, por supuesto, la relación entre el narrador y la protagonista. Aun así, creo que ambas versiones son complementarias y que ninguna desmerece de la otra. Sin duda, Truman Capote escribió una novela redonda que difícilmente se podría mejorar en el papel. Tan solo la sonrisa de Audrey es capaz de obtener más admiradores que las palabras del escritor norteamericano. 




2 comentarios:

  1. Leí esta novela corta hace casi una década, y varios años después vi la película en uno de aquellos viernes en pareja en que no apetece nada más que manta y comida china. La novela me gustó mucho, pero he de decir que mi preferida de Capote es "A sangre fría". Un saludo.

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  2. Estoy de acuerdo contigo, Sergi, tanto en lo de la película como con A sangre fría. Es una novela inmensa. Un saludo.

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