Hoy la maestra nos habló de cómo viven los pájaros. A mí me gustan mucho estos animales porque son libres y vuelan por donde quieren. Le pregunté a la maestra por qué las personas no podemos volar y me contestó que, aunque no tengamos alas, podemos volar con la imaginación. Eso no lo entendí muy bien, pero no dije nada para que no piensen que soy tonto.
La maestra nos explicó que hay pájaros que siempre viven en el mismo sitio y otros que vuelan muy lejos para sobrevivir. Son los pájaros migratorios. Durante los meses más cálidos permanecen en el norte de los continentes donde construyen sus nidos y ponen huevos que incuban hasta que nacen sus crías. Los polluelos tienen que aprender muy pronto a volar porque cuando el clima se vuelve frío, los pájaros, reunidos en enormes bandadas, viajan hacia el sur del planeta buscando zonas más cálidas en las que refugiarse y encontrar alimento durante el invierno. El camino es largo y peligroso, pero ellos se ayudan entre sí para llegar sanos y salvos al sur, donde son bien recibidos por los otros animales.
La maestra nos explicó que hay pájaros que siempre viven en el mismo sitio y otros que vuelan muy lejos para sobrevivir. Son los pájaros migratorios. Durante los meses más cálidos permanecen en el norte de los continentes donde construyen sus nidos y ponen huevos que incuban hasta que nacen sus crías. Los polluelos tienen que aprender muy pronto a volar porque cuando el clima se vuelve frío, los pájaros, reunidos en enormes bandadas, viajan hacia el sur del planeta buscando zonas más cálidas en las que refugiarse y encontrar alimento durante el invierno. El camino es largo y peligroso, pero ellos se ayudan entre sí para llegar sanos y salvos al sur, donde son bien recibidos por los otros animales.
He estado pensando en los pájaros migratorios y creo que los animales son más humanos que las personas, porque acogen a los que vienen de lejos sin pedirles papeles ni cuestionarse su color, su raza o su origen. Pero no voy a decir nada para que no piensen que soy tonto.
© Erminda Pérez Gil, 2015
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