El 15 de noviembre de 1995, y según un acuerdo promovido por la UNESCO en una conferencia general celebrada en París, se estableció que el 23 de abril se conmemorara en todo el mundo el Día del libro. Con esta celebración se pretende fomentar la lectura, promover la industria editorial y luchar por la propiedad intelectual y los derechos de autor. A pesar de que en 1996 solo se habían sumado algunos países, en 2008 ya se habían unido más de cien. Pero, ¿por qué se eligió ese día y cuándo y dónde surgió esta tradición?
En 1925 el escritor valenciano Vicente Clavel Andrés propuso ante la Cámara Oficial del Libro de Barcelona que se dedicase un día a festejar el valor del libro y sus autores. Se decidió entonces que se llevara a cabo el 7 de octubre, para hacerla coincidir con el día que en aquella época se creía que había nacido Miguel de Cervantes (aún hoy no se ha podido determinar la fecha exacta del nacimiento del creador del Quijote, aunque en la actualidad se considera probable que fuese el 29 de septiembre, día de San Miguel). La idea tuvo tan buena acogida que el 6 de febrero de 1926 el rey Alfonso XIII firmó un Real Decreto por el que se creaba oficialmente la Fiesta del Libro Español. Este decreto incluía también la ampliación y creación de bibliotecas en toda España y la animación a la lectura en la población.
Sin embargo, en 1930 decidió cambiarse la fecha de celebración y se escogió el 23 de abril, ya que se consideraba que tal día habían fallecido tres grandes escritores de la Literatura internacional: Cervantes, Shakespeare y el peruano Inca Garcilaso de la Vega. No obstante, hoy se sabe que tal dato es erróneo, pues Miguel de Cervantes murió el 22 de abril y William Sakespeare, algo más de una semana después que el español, mientras que la fecha del Inca tampoco es segura. A pesar de ello, aun hoy, en la página del INTEF del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, se mantiene esa falsa idea, de la que se siguen nutriendo y difundiendo los medios de comunicación:
Esta celebración arraigó con fuerza en distintas ciudades españolas, sobre todo en Cataluña, puesto que allí coincidía con la festividad de su patrón, San Jorge. En Barcelona se desarrolló una fiesta más popular con casetas de libros en las calles, publicación de novedades y firma de libros por sus autores, mientras que en Madrid se llevaban a cabo actos más académicos durante varios días. Debido a esta doble conmemoración, en 1931 surgió la tradición en Cataluña de regalarse entre las parejas o a los seres queridos un libro y una rosa, en recuerdo esta de la leyenda de San Jorge y el dragón.
Con el estallido de la Guerra Civil se complicó la celebración del Día del libro, pues el proceso editorial se vio limitado tanto por el propio conflicto armado como por la escasez de papel, de tinta o de maquinaria. A pesar de ello, en 1937 logró desarrollarse con algunas novedades editoriales, y en 1938 el Departamento de Cultura catalán se animó a conmemorar la fiesta excepcionalmente el 15 de junio.
En los años siguientes a la Guerra, el Día del libro perdió vitalidad, pero recuperó su carácter popular en 1950, cuando los gremios de editores y libreros, con la colaboración del INLE, organizaron numerosas actividades. Cierto es que esta festividad se mantuvo viva en Cataluña, mientras que decayó en otras ciudades, y no sería hasta los años ochenta cuando se volvió a extender por todo el territorio nacional.
Como siempre, un lujo entrar en tu bitácora. Siempre tienes algo para ilustrarnos. Muchas gracias, amiga Erminda.
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo, Miguel. El lujo es contar contigo.
ResponderEliminarMuy interesante, gracias Erminda
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