jueves, 12 de septiembre de 2019

Nuestra Señora de París

     Nuestra Señora de París es una de las grandes novelas del siglo XIX escrita por el romántico francés Víctor Hugo (1802-1885), autor, además, de Los miserables.
     La obra, publicada en marzo de 1831 en dos volúmenes, obtuvo un éxito inmediato tras ser conocida por críticos y lectores. En la actualidad es considerada un clásico del Romanticismo. En 1996 Disney popularizó la historia con su película de animación El jorobado de Notre Dame, edulcorando, eso sí, el relato de Hugo.
     Está dividida en once libros en los que se relata la historia de Esmeralda, una gitana que es juzgada y condenada a muerte por brujería, y de Quasimodo, el campanero sordo de la catedral. Los amores imposibles, los personajes marginales y la ambientación medieval evidencian la filiación de la novela al movimiento romántico.
     El relato, siguiendo la moda de la novela histórica, está ambientando a finales de la Edad Media, en 1482, y tiene como espacio principal la ciudad de París y su catedral gótica, Notre Dame, que es descrita con exquisita precisión.
    Los personajes principales son dos: Esmeralda, la joven gitana de dieciséis años famosa en la ciudad de París por su belleza, sus bailes y los juegos de su cabrita Djali, a pesar de lo cual, o tal vez por ello, no puede evitar caer en la rueda de la justicia dominada por los inquisidores; y Quasimodo, un jorobado despreciado por todos desde su infancia por su desagradable aspecto, que se aísla del mundo en el campanario de Notre Dame. También cabe destacar a Claude Frollo, el archidiácono de la catedral, quien adoptó a Quasimodo cuando tenía cuatro años y cuyos desviados estudios científicos son sospechosos de heréticos. En la obra confluyen otra serie de personajes secundarios que están relacionados de una manera u otra con los protagonistas y que le otorgan vivacidad a los hechos. 
     El autor emplea un narrador omnisciente en tercera persona que en ocasiones se dirige al lector como si de un narratario se tratase, animándolo a la reflexión o advirtiéndole de lo que se avecina.
     Aparte de la historia marco, cargada de romanticismo, pasión y personajes marginales, Víctor Hugo utiliza su novela para hacer crítica de arte y reivindicar un mayor cuidado de los edificios históricos de París. Como bien señala en el prólogo e intercala en los capítulos, los dirigentes de la capital francesa no valoran ni cuidan el legado arquitectónico con el que cuentan. Hugo denuncia el deterioro y abandono institucional al que se someten estas joyas de la construcción, sobre todo la catedral gótica de Notre Dame. Además. critica sin pudor a los nuevos arquitectos que deciden derribar edificios valiosos para construir en su lugar otros de peor gusto.
     Tras leer esta obra de Víctor Hugo entendemos que ese abandono que se denunció tras el incendio de la catedral parisina el pasado 15 de abril de 2019 no era nuevo. Parece que las autoridades no le han dado la importancia que se merece a su legado artístico ni en el pasado ni en el presente, a pesar de que Notre Dame sea uno de los grandes atractivos turísticos de París.
     Me pregunto que pensaría Hugo al ver arder la catedral que tanto amaba. Tal vez con sus abundantes lágrimas se hubiese podido apagar el fuego que la devoró.

No hay comentarios:

Publicar un comentario