lunes, 13 de enero de 2020

2020. El año de Galdós

     El pasado 4 de enero se conmemoró el centenario de la muerte de Benito Pérez Galdós, el escritor español más significativo después de Cervantes. Por eso 2020 será el año galdosiano y se celebrarán tanto en Madrid como en Las Palmas de Gran Canaria numerosos actos y homenajes.

      ¿Por qué merece Galdós tanta atención y pompa cien años después de su muerte? La respuesta no es sencilla, sino amplia. No solo es uno de los narradores más relevantes y prolíficos de la historia de la literatura española, sino que fue el principal representante del Realismo en nuestro país y un precursor en muchos aspectos de su vida. Además, fue académico de la Real Academia Española desde 1897 y estuvo vinculado a la política de manera activa como diputado progresista, lo que provocó que no le concedieran el Premio Nobel de Literatura al que optaba en 1912.
      Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria, pero la mayor parte de su vida la desarrolló en Madrid, ciudad icónica de sus novelas. Nadie ha descrito mejor la capital del reino que él, con detalles significativos sobre el callejero, las edificaciones, los usos y las costumbres de sus habitantes. Su muestra más significativa es, sin duda, Fortunata y Jacinta. Si quieres saber más sobre esta novela, puedes leer la reseña de nuestro blog aquí.
     Este incansable autor escribió más de una treintena de novelas, además de los cuarenta y seis Episodios Nacionales, numerosas obras de teatro, memorias viajes, ensayos y otro tipo de obras. Por otra parte, fue el traductor de Los papeles póstumos del club Pickwik, novela de Charles Dickens.
      Galdós fue un hombre adelantado a su tiempo que reflejaba en sus obras su modernidad social y que intentó aplicar sus principios en su labor política. Aunque reconocía haber sido un mal estudiante universitario que prefería deambular por las calles que asistir a las aulas, consideraba que la educación era necesaria para el progreso social. Criticaba las diferencias de clases y los abusos de los privilegiados, pero también los malos hábitos de las clases bajas. Era manifiestamente anticlerical y liberal, nunca se casó y mantuvo una relación sentimental con la también escritora Emilia Pardo Bazán; aunque se le atribuyen no pocas aventuras amorosas, no hay certeza sobre ellas, pues era muy celoso de su intimidad.
      Mi particular homenaje al escritor canario durará todo el año, pues me he propuesto leer una de sus novelas cada mes, poco esfuerzo para la ingente cantidad de títulos que ofrece.
      Enero ha empezado con Doña Perfecta, una novela breve ubicada en Orbajosa, una ciudad imaginaria en la que se enfrentan la tradición y la modernidad encarnadas en sendos personajes, doña Perfecta y su sobrino José Rey. El autoritarismo y la capacidad de manipulación de la señora cercenará las ilusiones del joven ingeniero, que verá todas sus palabras y acciones malinterpretadas y tergiversadas por quienes quieren mantener el status quo que les conviene. Escrita en clave de humor y con un estilo ligero, resulta sorprendente el final de una historia que parecía menos compleja de lo que terminará siendo.
      Sin duda ha sido un buen comienzo de año galdosiano. ¿Qué obra nos traerá febrero? Lo veremos el próximo mes.


      


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