En 1956, durante el alzamiento peronista fallido en Argentina, el ejército ejecutó de manera ilegal a una docena de supuestos opositores. No todos murieron fusilados, algunos lograron escapar y narrar su testimonio a Rodolfo Walsh (1927-1977), periodista y escritor argentino que se hizo eco de la noticia e investigó sobre los hechos. El reportaje literario o novela de no ficción se publicaría en 1957 bajo el título Operación masacre. Fue publicada en España en 2008 por 451 Editores.
Es esta una obra pionera en su género que se adelante una década a los precursores del Nuevo Periodismo, como Truman Capote y su reconocida A sangre fría (1966) o Norman Mailer y Los ejércitos de la noche (1967). Walsh, además, aplica su conocimiento del género policial (había publicado en 1953 el libro de relatos policiales Variaciones en rojo) para ocupar en el libro el papel del detective e indagar en los sucesos. Así, tenemos dos niveles narrativos: la historia del crimen y la historia de la investigación, lo que favorece el suspense al ir, además, planteando preguntas cuyas respuestas irá desvelando a medida que avance el relato, pero que despiertan el interés de los lectores.
Operación masacre está dividido en tres partes: «Las personas», «Los hechos» y «La evidencia». En la primera presenta a los hombres que se vieron involucrados en el secuestro y la ejecución y explica los motivos que los llevaron a coincidir, para su desgracia, en el mismo sitio y a la misma hora. En la segunda parte se relata cómo la policía irrumpió de manera violenta en el lugar donde se hallaban, los detuvo y condujo a un departamento policial, cómo fueron desvalijados de sus pertenencias, interrogados y subidos a un vehículo que los llevó a un descampado donde fueron fusilados con impericia, lo que provocó que varios lograran huir y dar voz a lo sucedido. La tercera parte narra cómo, a raíz de la denuncia de uno de los supervivientes, se abren diligencias judiciales sobre el secuestro y asesinato de ese grupo de hombres y cómo los mandos ejecutores buscaron la manera de eludir responsabilidades.
El libro cuenta con un prólogo del autor en el que explica de qué forma tuvo conocimiento del caso y cómo decidió implicarse en él como periodista e investigador cuando alguien le dijo: «Hay un fusilado que vive». Al final añade, además, un epílogo, en el que pasa revista del trabajo realizado y lo que ha conseguido o no con su trabajo, escrito unos años después de la publicación por primera vez del libro, en 1964.
Con este libro Walsh denuncia los abusos policiales, las intrigas militares y los engranajes del poder que se saltan los derechos de los individuos para luego confabularse contra la legalidad y salir impunes. El propio escritor sufrió las consecuencias de indagar sobre lo acontecido y dar eco de ello a través de numeroso artículos publicados en la prensa. Se cuestionó su labor, pero esta fue avalada por la investigación judicial, los testimonios de los testigos y las pruebas encontradas.
Esta militancia en la búsqueda de la verdad tuvo sus consecuencias. En 1976 se sumó a una organización que se enfrentaba a la dictadura argentina y, pese a la represión institucional, Walsh se resistió a abandonar el país para continuar dando cuenta de los abusos. El 25 de marzo de 1977, cuando difundía su Carta abierta de un escritor a la Junta Militar, fue tiroteado y se llevaron su cuerpo, que a día de hoy sigue en paradero desconocido. Rodolfo Walsh es otro más de los tantos desaparecidos por los poderes políticos argentinos de la segunda mitad del siglo XX.
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