jueves, 26 de diciembre de 2024

El invencible verano de Liliana

     Cristina Rivera Garza (México, 1964) tenía una hermana menor llamada Liliana que estudiaba en la UNAM. En 1990 la muchacha fue asesinada en la vivienda en la que residía y nadie ha pagado aún por esa muerte. Treinta años después, Rivera Garza intenta hacer justicia con la publicación de El invencible verano de Liliana (Penguin Ramdom House, 2021), obra por la que ha recibido los premios Rodolfo Walsh 2022 y el Pulitzer en 2024.
    Liliana era una muchacha alegre que siempre estaba rodeada de amigos. Desde adolescente conoció a un muchacho de su pueblo con el que inició una relación. Los celos de este provocaron que se distanciaran en varias ocasiones, aunque ella se apenaba y volvía con él. El que la muchacha se trasladara a Cuidad de México para sus estudios universitarios empeoró la situación al verse rodeada de nuevos compañeros y amigos que él no podía controlar. Una mañana apareció muerta tras haber sido visitada por su novio. Sin embargo, este huyó del lugar y aún hoy sigue sin pagar su crimen.
    Durante años la pena, la rabia y la venganza removían a la mayor, quien tenía claro que quería relatar los hechos. No fue hasta revisar cartas, fotografías, el diario de su hermana y documentos oficiales relacionados con su muerte que Cristina decidió entrevistarse con personas relacionadas con Liliana para configurar el mapa de este libro que conmueve al lector por la sinceridad de lo narrado.
    Escrita a modo de investigación criminal, la autora se ve imbuida en la búsqueda de información sobre los hechos que no siempre es fácil de extraer, pues choca con las reticencias personales o los límites oficiales que dificultan su trabajo. No solo describe quién era Liliana y lo injustificado de su muerte, sino que dibuja un entramado que señala al culpable que ha quedado impune.
    Por extensión, la autora no solo denuncia el asesinato no resuelto de su hermana, sino que llama la atención sobre los numerosos feminicidios que suceden en su país que no fueron reconocidos como tales en México hasta 2012. Por ello, la muerte de su hermana fue tratada como un crimen pasional que no merecía ser sancionado con dureza ya que la violencia de las relaciones se consideraba algo natural; al fin y al cabo, lo que pasa en las parejas debía quedar entre ellas. A lo largo del libro, la autora cita a otras que han escrito ya sobre estos temas y que denuncian la poca importancia que se les brinda: «Lo que distingue a la violencia doméstica, especialmente al homicidio de pareja, de cualquier otro tipo de crimen es el amor, asegura Rachel Louisse Snyder en No visible bruines. What we don't know about domestic violence can kill us».
    En su búsqueda de la verdad, Cristina Rivera Garza se entrevista con numerosas personas y revisa archivos policiales y judiciales que den luz a tan oscuro suceso. La escritura de este libro es su manera de denunciar unos hechos a la vez que de recuperar la memoria de su hermana y la revive en cada página. Así lo demuestra cuando afirma: «Los corazones vivos no se olvidan de los corazones muertos».
    No podemos pasar por alto el título de la obra, que la autora toma prestada de una cita de Albert Camus que incluye al inicio: «En lo más profundo del invierno aprendí al fin que había en mí un invencible verano».
    Queda pues este relato como un tributo a la memoria de Liliana y una reivindicación de la lucha contra los asesinatos de mujeres a manos de sus parejas. La violencia nunca debe traspasar la línea del amor.


    

No hay comentarios:

Publicar un comentario