martes, 3 de julio de 2018

Fuera de juego

Se toma en serio su trabajo y siempre entrena a conciencia. Corre cuando el míster lo manda, realiza los ejercicios técnicos con precisión, practica las jugadas hasta que salen perfectas y no deja de chutar hasta que el portero dice basta. Todos comentan que está en forma, que es rápido y que maneja el balón como si hubiese nacido con él. Su esfuerzo le ha costado, piensa. Y mucho, mucho sacrificio.
            Es joven, y como a la mayoría de gente de su edad, le gusta salir y divertirse; eso sí, durante el periodo de competición no se va de juerga a quemar la noche como hacen otros. Algunos dicen que es demasiado serio; otros, que es un aburrido. Él simplemente considera que hay que cumplir con el contrato y darlo todo por el equipo y la afición.
            Las empresas de publicidad le hacen golosas ofertas que a veces acepta, pues, al fin y al cabo, esto es un negocio y de él debe vivir mientras dure. Su cuerpo, labrado a cincel en el gimnasio, despierta pasiones y hace que las ventas suban cada vez que anuncia un producto. Es guapo, para qué negarlo. De vez en cuando su cara aparece en la portada de la prensa amarilla acompañado de alguna mujer espectacular que sonríe a su lado. La fama tiene ese precio.
            Pese a todo ese mundo de flashes, su vida es el fútbol. Desde niño soñaba con ser un gran jugador como Pelé, Maradona o Zidane. Su tesón y fuerza de voluntad, además de sus buenas condiciones físicas, lo han llevado por el camino adecuado hasta alcanzar su objetivo: ser un grande.
        Juega en un equipo de primera división que participa en competiciones internacionales. Además, forma parte de la selección de su país y es admirado por pequeños y mayores que querrían ocupar su puesto. Sin embargo, a veces él preferiría estar en otro lugar y ser un auténtico desconocido.
            Esta noche ha conectado la radio como suele hacer antes de dormir. Cuando la oscuridad se adueña del mundo se siente solo y las ondas son su única compañía. Busca en el dial hasta dar con un programa que lo atrae. Escucha en silencio la voz dulce de la presentadora desgranando palabra a palabra el tema de debate, complicado asunto del que nadie se atreve a hablar habitualmente. Intervienen algunos oyentes criticando que se cuestione eso, que son tonterías de progres y de gente que no tiene otra cosa en que pensar.
            Por un momento se plantea coger el teléfono y marcar. ¿Y si llamase al programa y dijese la verdad? ¿Y si afirmara que el fútbol no es un deporte de machos rudos como muchos se empeñan en sostener? ¿Y si se desmarcara, se adelantase y se atreviera a confesar que él, que es un jugador admirado a quienes los niños emulan, es homosexual?

© Erminda Pérez Gil
#historiasdefútbol


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