Mi última pasión novelesca ha sido 4 3 2 1 (Seix Barral, 2017), del norteamericano Paul Auster (Newark, 1947), un maestro de las letras que ha dado una vuelta de tuerca con esta ambiciosa novela de unas mil páginas que ha llegado después de siete años de silencio editorial.
4 3 2 1 es el relato de una saga familiar de judíos europeos cuyo representante inicial, el joven Isaac Reznikoff, llega a Estados Unidos el primer día del siglo XX sin conocer la lengua ni a nadie que lo oriente, por lo que, debido a una confusión idiomática, sufrirá un cambio de nombre durante sus trámites de acceso al país en la isla de Ellis. Sin embargo, Auster pasa la vida de este emigrante a vuelapluma, al igual que sobre la segunda generación, para centrarse en un personaje de la tercera, su nieto Archie Ferguson, sobre quien girará la mayor parte de la trama.
La historia parece mantener un carácter lineal muy realista en el que no solo se narra lo que sucede con los personajes, sino que además nos introduce en sus pensamientos e inquietudes, e incluso, el narrador omnisciente todopoderoso se atreve a juzgar a los personajes y adelantarnos acontecimientos cruciales que nos dejan boquiabiertos.
El desajuste o la sorpresa le sobreviene al lector cuando descubre que en realidad Paul Auster nos está contando cuatro versiones de la vida de Archie Ferguson, quien, por cierto, es dibujado con rasgos propios del autor (ambos nacen en el mismo sitio y año y son judíos de ascendencia europea, además de otras características que se pueden ir descubriendo a medida que se avanza en la novela). En esas cuatro vidas, Archie va a ser el único hijo de Rose Adler y Stanley Ferguson; sin embargo, por determinadas circunstancias vitales, sus pasos van a orientarse hacia cuatro perspectivas distintas en torno a las que girará un grupo de personajes recurrentes y en las que surgirán otros de un solo uso. No vivirá en los mismos lugares, no estudiará lo mismo ni practicará semejantes deportes, el núcleo familiar sufrirá cambios al igual que sus amores -aunque en estos últimos aparecerá siempre Amy Schneiderman-, pero el contexto histórico en el que se desarrollarán los hechos es el mismo: los años cincuenta y sesenta del pasado siglo en Norteamérica.
Aun así, en las cuatro vidas se dan una serie de coincidencias narrativas que dicen mucho del personaje y del autor. En todos los casos, Archi es un gran lector gracias a un familiar que alienta su inquietud literaria (en unos casos será su tía, Mildred, en otros Don o Gil) y se dedicará siempre a escribir, ya sean artículos periodísticos, de crítica cinematográfica, crónicas deportivas, relatos, novelas o traducciones de poesía. A través de esta línea argumental, Auster hace crítica literaria dentro de la novela, recomendando o denostando obras y autores (tal y como ya hiciera Cervantes en la famosa quema de libros del Quijote).
Los lectores vemos crecer y evolucionar a los distintos Archi a o largo de las etapas de su vida que se nos relatan. Además, conocemos sus intereses y aficiones, sus expectativas deportivas o intelectuales, su preocupación o acercamiento al sexo y el sufrimiento y disfrute del amor que vive el personaje. Pero Auster también aprovecha para introducir su propia visión del mundo cuestionando el sistema y las convenciones de su país a través de las vivencias y palabras del joven Ferguson y sus amigos o familiares.
El autor parece cuestionarse con esta obra la importancia de la casualidad o del devenir, y hasta qué punto las decisiones personales o los acontecimientos pueden alterar el camino del individuo. ¿Por qué tomamos unas determinaciones en lugar de otras? ¿Qué provoca que nuestra vida cambie, se tuerza o se retuerza? ¿Es el ser humano quien provoca los acontecimientos o estos vienen ya escritos? Con las cuatro versiones de Archi observamos que una misma vida se puede desarrollar de diversas maneras, como si el autor no se decidiera por una historia y quisiera presentarnos varias. En el capítulo 7.4 se nos define así este concepto de narración: "la historia salió del ámbito de la anécdota para convertirse en una parábola sobre el destino humano y los interminables desvíos que una persona se encuentra por el camino de la vida".
El marco de la novela es interesante y novedoso; no obstane, la historia tal vez adolece en varios aspectos. Por una parte, las cuatro tramas del mismo personaje desorientan al lector, quien puede llegar a confundir los acontecimientos y personajes de unas y otras. Por otro lado, Auster invierte demasiadas líneas en relatarnos los conflictos interraciales y las protestas universitarias durante los años 60 en EEUU, así como ofrece excesiva información deportiva (sobre todo en torno al béisbol, su deporte favorito), hechos que se repiten en las cuatro versiones y pueden resultar reiterativos. Por último, abundan las digresiones literarias a lo largo de la obra, en la que se incluyen al completo trabajos narrativos del protagonista (como el relato titulado "Amigos de suelo y suela"), que pueden distraer al lector del hilo principal (algo semejante a las "novelas intercaladas" que tanto han sido criticadas en la primera parte del Quijote).
A pesar de todo, 4 3 2 1 resulta una novela interesante que capta la atención del lector y logra que desee seguir avanzando en el puzle narrativo con el que nos hace jugar Paul Auster. Desde luego, es una buena opción de lectura que nos sorprenderá.
Yo no entro aquí sin hacerte un comentario, querida Erminda.
ResponderEliminarLo intenté con Paul Auster y no hubo manera. Es tan, tan, tan,tan, a decir de muchos, que se me quedó en ruido de tambores en la lejanía.
No he querido seguir insistiendo.
En todo caso, me ha venido bien tu reseña porque estaba tentado, y acabo de decidir que, con los antecedentes que tengo con este autor, mejor no.
Muchas gracias por tu magnífica reseña.
Si no te animé a leer la novela significa que no supe expresar en la reseña cuánto me gustó. Dale una oportunidad, vale la pena.
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