De la melancolía es la última novela escrita por Espido Freire (Bilbao, 1974) y publicada por Planeta en octubre de 2019.
Espido, que posee el mérito de ser la galardonada más joven del Premio Planeta con Melocotones helados en 1999, es una autora versátil que además colabora en programas de radio y televisión, imparte cursos, da conferencias, realiza viajes grupales como guía, participa en múltiples actividades literarias... En todo ello demuestra un conocimiento profundo del mundo y de los temas de los que habla, y, sobre todo, una capacidad expresiva embriagadora y un sentido del humor exquisito que hace las delicias de sus seguidores.
Con su última obra Espido Freire se centra en un tema que la inquieta, por lo que busca la reflexión en el lector que suele huir de asuntos que estima delicados. Y es que la depresión no suele ser materia literaria por lo incómodo que resulta sacar a la luz determinadas debilidades humanas. Otros temas enlazados en la trama son el exilio, la crisis económica y sus consecuencias, las amistades peligrosas, la hipocresía o la marginación, entre otros.
Tras veinte años de matrimonio, Elena y Sergio se separan. La excusa es la falta de hijos; la realidad es que se les ha consumido el amor. Ella, que dependía emocionalmente de su marido como antes hizo de sus padres, cae en una profunda depresión. Meses después, acuciada por las dificultades económicas surgidas a raíz de la crisis, acoge en su casa a Lázaro, un familiar mayor que necesita cuidados. Entre ellos se entablará una estrecha relación que ayudará a Elena a reorientar sus pasos y cuestionarse sus problemas.
La novela está dividida en cinco partes o capítulos, cada uno de los cuales viene introducido por un título: "Quién era yo", "Los demás", "Todas las nubes que se encapotaban", "Los demás" y "Y entonces".
Como se podrá deducir por lo anterior, la autora emplea un narrador en primera persona protagonista, pues es la propia Elena quien nos relata el devenir de su vida, desde los antecedentes hasta su situación final. No obstante, Lázaro ejercerá ese papel cuando le relata a Elena, quien se convierte entonces en espectadora, la historia de su vida, por lo que tenemos una narración dentro de otra narración al estilo de Las mil y una noches. Su terrible historia contrastará con la de la protagonista, quien sentirá que sus quejas son vacuas frente a la de los demás, aunque Lázaro le explique que «Los problemas no son ni grandes ni pequeños. Los problemas son y hay que afrontarlos. Cada persona, los suyos».
La protagonista indiscutible es Elena, quien va perfilando a sus compañeros de viaje al relatar sus vivencias: Sergio, su esposo; su grupo de amigos entre los que destacan Cristian y su esposa Valvanera, un matrimonio lleno de secretos; su primo Eduardo, quien conduce a su tío-abuelo Lázaro a su casa; Sonsoles, Vanesa o la gatita Gloria.
La historia es contemporánea a los lectores, pues refleja, como ya dijimos, los antecedentes y las consecuencias de la crisis económica de 2008 que afectó de distinta manera a nuestra sociedad.
El relato, narrado desde el pasado hacia el presente con algunos saltos temporales, se desliza por la voz de la narradora como un riachuelo sereno. Sin excesos narrativos ni grandilocuencias, la historia de Elena representa la de muchas personas que sufren altibajos y logran salir de las profundidades para continuar sus vidas. Contiene, por tanto, un mensaje esperanzador, una moraleja positiva para quienes se puedan sentir identificados con la protagonista.
Es por ello que la narración no se centra en la enfermedad del personaje, no ofrece un relato pormenorizado de su caída y rescate a través del tratamiento. De hecho, ese periodo de tiempo se deja entrever con breves frases que lo aluden a vuelapluma, porque el interés de la autora no es mostrar el lado oscuro y escabroso de la depresión, sino el antes y el después (porque lo hay) de esta.
Además, transmite cuán sanador puede llegar a ser liberar el lastre que pesa, desprenderse de quienes perjudican y tomar contacto con los que hacen la vida más amena, ya sean personas o animales de compañía.
Así pues, De la melancoolía es una novela de ligera y amena lectura que transporta al lector a otros momentos y otras vidas a través de las experiencias contadas por sus personajes narradores y que, a la par, hace reflexionar sobre los asuntos tratados e incluso sobre las conductas de quienes participan en la historia.
Es por ello que la narración no se centra en la enfermedad del personaje, no ofrece un relato pormenorizado de su caída y rescate a través del tratamiento. De hecho, ese periodo de tiempo se deja entrever con breves frases que lo aluden a vuelapluma, porque el interés de la autora no es mostrar el lado oscuro y escabroso de la depresión, sino el antes y el después (porque lo hay) de esta.
Además, transmite cuán sanador puede llegar a ser liberar el lastre que pesa, desprenderse de quienes perjudican y tomar contacto con los que hacen la vida más amena, ya sean personas o animales de compañía.
Así pues, De la melancoolía es una novela de ligera y amena lectura que transporta al lector a otros momentos y otras vidas a través de las experiencias contadas por sus personajes narradores y que, a la par, hace reflexionar sobre los asuntos tratados e incluso sobre las conductas de quienes participan en la historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario