martes, 6 de julio de 2021

Mercedes Pinto

 

Mercedes Pinto (Tenerife, 1883–México, 1976) fue una importante escritora, pedagoga y oradora cuya trascendencia cultural ha sido más aplaudida en Hispanoamérica que en su país de procedencia, España. Su obra, tanto literaria como periodística, posee un eminente carácter autobiográfico, pues a través de sus textos refleja sus vivencias, ya sea en prosa o en verso. Sus novelas Él (1926) y Ella (1934) ofrecen distintas etapas de su vida que la marcarán para siempre. El hecho de dar a conocer sus experiencias personales no indica falta de creatividad, sino una conciencia social que persigue erradicar lacras a través de ejemplos reales. La autora no quiere que otras mujeres sufran su martirio personal. Por ello, pondrá en entredicho su imagen, creará polémica en el entorno político de la Dictadura de Primo de Rivera, será objeto de rechazo social, arriesgará su libertad e incluso su vida, todo por acabar con una injusticia. Su valor también será aplaudido y recibirá el apoyo de quienes consideran que defiende una causa justa y necesaria. Aunque ello no la eximirá de la previsible consecuencia de su reivindicación, el exilio de su país. Su vida nos explica su obra, a la vez que su obra nos explica el devenir de su vida.
     De origen noble y familia acomodada, ya desde niña contradijo las normas estrictas de su educación al tratar por igual a personas de distinta clase social, por lo que era sancionada por sus mayores. Escritora precoz (publicó poesías en periódicos insulares, obtuvo un premio de narrativa y realizó lectura de poemas, por lo que recibió el apodo de “La Poetisa canaria”), heredó de su padre fallecido prematuramente tanto el amor a las letras como la mentalidad avanzada que marcará su existencia.
    Un matrimonio sin amor con un hombre enfermo de paranoia será el origen de sus mayores sufrimientos y desvelos. Los continuos malos tratos y el miedo en el que se sume su existencia y la de los tres hijos de la pareja (Mercedes Pinto no solo teme que sus hijos sean objeto de la ira de su esposo, sino que considera que pueden heredar la enfermedad paterna si continúan compartiendo el ámbito familiar), la llevará a solicitar en una conferencia dictada en la Universidad Central de Madrid en 1923 titulada «El divorcio como medida higiénica», un cambio en la legislación que ayude a acabar con su desdicha a todas las mujeres que viven una situación familiar similar a la suya, puesto que en esa época los hombres en España sí podían divorciarse de sus esposas, mientras que ellas no podían optar al divorcio. Esta intervención provocará un rechazo institucional que impedirá la publicación de su primera novela, Él, en la que retrata su difícil matrimonio con un enfermo mental, y  será condenada al exilio.
    Antes de que este designio sea efectivo, abandona España en el verano de 1924, año en el que se publica en Madrid su primer libro de poemas, Brisas del Teide, en cuyos versos reflejará experiencias personales de su vida en Tenerife y de los cuatro años pasados en Madrid. Tras la muerte de su primogénito en Portugal, arriba a Uruguay, donde logra estabilizar tanto su vida familiar (la legislación uruguaya le permite casarse por lo civil con Rubén Rojo, toledano con el que mantenía una relación sentimental tras haber abandonado a su primer marido, Juan de Foronda, y con el que tenía dos hijos) como su producción artística, ya que logra publicar su novela Él en 1926, reedita sus libros de versos y estrena obras de teatro como la aplaudida Un señor… Cualquiera en el Teatro Solís de Montevideo en 1930.
    Las modernas leyes del país de acogida, que abogan por la justicia social, propician que Mercedes Pinto se involucre muy pronto en el ámbito público a través de distintas vertientes: imparte conferencias (fue nombrada «Oradora de gobierno╗ y tiene el honor de haber sido la primera mujer oradora del gobierno de Uruguay), escribe artículos en prensa, crea en Montevideo «La casa del Estudiante», creó su propia compañía de teatro, participó en la creación de la «Asociación de Escritores Teatrales de Uruguay», fundó la «Asociación Canaria» y la «Asociación Republicana Española» (esta última en colaboración con el político español Rodrigo Serrano). Gracias a esta inagotable actividad entra en contacto con importantes figuras del panorama cultural como José Batlle y Ordóñez, Alfonsina Storni, Luigi Pirandello, Rodrigo Soriano, Rabridanat Tagore, Jacinto Benavente, entre otros.
    Su labor como oradora girará sobre todo en dos vertientes, por un lado luchará por las cuestiones feministas; por otro divulgará sus ideas sobre la Escuela Nueva, en la que insistirá en la importancia de las emociones. En sus conferencias no tendrá en cuenta el origen de su auditorio, pues su pretensión será alcanzar al mayor número de personas posible en su afán de suprimir las diferencias sociales; así, disertará tanto ante intelectuales como ante obreros, hombres o mujeres. Todo ello la llevará a visitar otros países de Hispanoamérica entre 1932 y 1935 junto con su «Compañía de Arte Moderno Mercedes Pinto». Por todos los lugares que pase  dejará una huella indeleble: Argentina, Paraguay, Bolivia, Chile (permaneció durante tres años contratada por el presidente chileno Arturo Alessandri como conferenciante; además, estrenó obras de teatro como El alma grande del pequeño Juan, reeditó la novela Él y publicó su nueva novela, Ella, en 1934. Su actividad fue tan próspera que Neruda le dedicó unos versos.) y Cuba, desde donde pretende regresar a España, mas las circunstancias políticas le impiden cumplir su sueño, por lo que permanecerá en la isla caribeña durante siete años. Desde allí mostrará su apoyo a la República Española y posteriormente a los que sufrirán el antisemitismo nazi. Continuará con su labor de oradora, así como periodística, al publicar artículos en diarios y revistas de La Habana y colaborar en programas de radio.
    Tras la muerte de su segundo esposo, Mercedes Pinto se traslada a Ciudad de México en 1943. Su labor cultural continuará en el nuevo país, sobre todo a través de la publicación de artículos de prensa y la participación en actos públicos. Además, colaboró en radio, televisión e incluso cine. Junto a su familia permanecerá en el país azteca y continuará con su actividad hasta su muerte en 1976. Allí yacen sus restos mortales.
 

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