miércoles, 22 de septiembre de 2021

Ocho asesinatos perfectos

    El asesinato perfecto es el objetivo de los homicidas, pero también es la mayor obsesión de los escritores de novela negra. Ambos tienen algo en común el deseo de acabar con la vida de otro sin dejar ningún rastro o huella que incrimine al ejecutor. No obstante, sus razones difieren; mientras los primeros desean eludir la condena, los creadores de ficción persiguen la gloria de la creatividad. Aun así, la pregunta es la misma, ¿existe el crimen perfecto?
    Mucho se ha escrito y se ha filmado buscando dar respuesta a esta cuestión. El norteamericano Peter Swanson (Massachusetts, 1968), novelista con una conocida trayectoria en el mundo del suspense psicológico, decidió ofrecer su selección de crímenes perfectos a través de su última novela: Ocho asesinatos perfectos, editado en España en Siruela en junio de 2021.
    Malcom Kershaw, un ávido lector de novela negra y dueño de una librería de ese género, publicó años atrás en el blog de su empresa una entrada en la que enumeraba las ocho obras que contenían, según su criterio, los crímenes perpetrados con mayor limpieza. Su ocurrencia tuvo escasas visitas y comentarios. Sin embargo, quince años después, una investigadora del FBI contacta con él porque ha detectado una posible relación entre el artículo y una serie de muertes recientes. ¿Existe realmente ese vínculo o el modo de matar es casual? ¿Se trata de un único asesino o de varios? ¿Hay alguna relación entre el autor del blog y quienes perpetran las muertes?
    La novela, que se hace eco de los grandes autores del género (Agatha Christie, Patricia Highsmith, James M. Cain, Stephen King...), busca conducir al lector por la senda de la investigación criminal al estilo de los escritores a los que homenajea. Lanza pistas y despista, ofrece historias paralelas y nada es narrado sin motivo; todos los datos nos conducen a la resolución final del enigma.
    Sin ser una gran novela que suponga un hito en su género, Ocho asesinatos perfectos ayuda a recordar a los grandes maestros del género y sus obras icónicas y supone un tributo a estos, quienes, pese a los años, mantienen la maestría en un tipo de narrativa que no deja de sumar seguidores y creadores. Y, desde luego, hace pasar un buen rato al lector que disfruta con los crímenes de ficción.



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