A diario se publican incontables novelas. Los escaparates de las librerías y las estanterías de las bibliotecas se llenan de novedades a un ritmo superior al que un lector medio las puede devorar. Hay quien bromea diciendo que ahora mismo hay más escritores que lectores, y tal vez no esté desencaminado.
En los últimos años han surgido también editoriales pequeñas, modestas, que se están abriendo camino por su exquisito gusto a la hora de seleccionar títulos. Una de ellas es Impedimenta, nacida en Madrid en 2007, que combina en su catálogo obras clásicas con nuevos títulos con una edición pulcra y atractiva.
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes (2016) es la primera novela de la escritora moldava Tatiana Tîbuleac, quien se había estrenado en 2014 con una colección de relatos, Fabulas modernas. Con traducción de Marian Ochoa de Eribe, la novela fue publicada en castellano por Impedimenta en marzo de 2019.
Narrada en primera persona, Aleksy relata el verano que vivió con su madre en Francia y cómo marcó su vida. El protagonista es un joven cuya infancia difícil derivó en una juventud compleja. La prematura muerte de Mika, la dura relación con sus padres y la ruptura de estos y la intervención de su abuela materna provoca que el odio hacia todo y hacia todos se instale en él, quien responde con agresividad a los estímulos externos y lo convierte en un trastornado, un marginado social.
Cuando acaba el curso en el centro para jóvenes especiales, desea viajar a Amsterdam con sus amigos, pero su madre lo obliga a cambiar de planes. Odia a su madre por encima de todo, la desprecia con cada palabra y se avergüenza de ella. Será un verano muy largo para él, piensa. Sin embargo, el devenir de los días le hará vivir el mejor verano de su vida en un pueblecito perdido de la campiña francesa.
Escrita con un estilo fluido y desenfadado, esta novela, que combina capítulos más largos con otros hiperbreves, desliza al lector página a página en una trama aparentemente sencilla que convierte lentamente a los personajes en seres complejos, redondos. El protagonista se encuentra en un presente adulto desde el que nos narra ese verano, además de viajar aún más al pasado hasta los momentos que marcaron a una familia de inmigrantes del este en Reino Unido.
Que no se engañe el lector, esta novela no es un cuento de hadas, la complejidad y la desgracia, a pesar de la felicidad pasajera, no abandona a Aleksy, cuya vida no deja de girar a un ritmo vertiginoso.
Esta novela es, sin duda, una de las mejores historias publicadas en los últimos años.
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