domingo, 15 de diciembre de 2019

Despierta

Tras varias décadas postrada en coma, la imparable evolución científica ha logrado que abra los ojos y vuelva al mundo del que se aisló.
Después de unos minutos desnortada, el personal sanitario consigue hacerle entender dónde se halla. Lo difícil vendrá después: aceptar el cuándo y los inevitables cambios que acompañan al paso del tiempo.
Los suyos ya no están, fueron cayendo poco a poco como las hojas del calendario. Debe entenderlo, le explican, la naturaleza sigue su curso.
Cuando por fin le permiten salir del hospital, acompañada por un sanitario lo que ve la deja atónita. Ante sus ojos se extiende la aridez más absoluta: ni un solo árbol, ni un arbusto, ni tan siquiera un hierbajo ni el recuerdo de su sombra pueblan el espacio que se extiende hacia el horizonte. Solo cemento y asfalto. Al fondo se escucha el rumor del mar.
Pide ir a un parque. El sanitario no comprende sus palabras y solicita permiso para consultarlo con un superior, pues su CPU carece de la información requerida.
Las órdenes recibidas son drásticas. Deben regresar inmediatamente al centro médico. No se puede poner en peligro al último ser vivo que habita el planeta.

© Erminda Pérez Gil
#COP25

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