Javier Peña (La Coruña, 1979) es un novelista y profesor de escritura, cuya voz es conocida gracias a los episodios de audio de Grandes infelices que difunde Blackie Books, editorial que, además, ha publicado sus novelas: Infelices (2019) y Agnes (2021).
En octubre de 2024 Blackie Books publicó su tercer libro, Tinta invisible, en el que Peña se desangra a corazón abierto. La propia editorial lo define como un texto a medio camino entre el ensayo y lo autobiográfico. Un acontecimiento de la vida del autor, como son los últimos días de la vida de su padre, lo hace rescatar todos aquellos pasajes que le sirven como referente o asidero al recuerdo. El subtítulo Sobre la pérdida, la escritura y el poder transformador de las historias evidencia el contenido de una obra que fusiona el dolor con la pasión por narrar.
Javier Peña no busca figurar ante su público, admite de entrada que entre ellos se había producido una fractura que los tuvo distanciados varios años. Sin embargo, acude ante la llamada de su familia, quien le anuncia el fin inminente de su padre. Algo reticente al reencuentro, toma conciencia de que, al verse cara a cara, el tiempo parece no haber transcurrido y es más lo que los une que aquello que los indispuso.
Los lectores viven con él las seis visitas que le hizo durante su convalecencia. Entre padre e hijo fluye un canal que los mantiene unidos, las historias compartidas. Aunque su padre trabajara en el mar y permaneciera mucho tiempo fuera de casa, el recuerdo que guarda el narrador de él es el de un lector abstraído del mundo circundante para concentrarse en las páginas que sostiene entre las manos. Ese fluir de historias entre ambos ayuda a acercarlos de nuevo. Esa conexión, asimismo, motiva al autor a recordar anécdotas o fragmentos de las vidas de numerosos escritores que ayudan a reconstruir diversas facetas de la literatura, la escritura y la edición.
La necesidad imperiosa de leer, la imaginación y el recuerdo, la impostura, el ego, la envidia, el juego, el poder de la palabra, la experiencia, los personajes, las obsesiones, el sufrimiento, el mercado editorial y la suerte son algunos de los temas que Javier Peña trata y ejemplifica con vivencias de escritores de distintas épocas y lugares que quedan humanizados al superar situaciones cotidianas o extravagantes.
Es este un libro que se paladea en cada fragmento, que apetece leer despacio para extraer toda su esencia y hacerla propia. Conmueve la relación fraterna en ese homenaje a su padre que logra Javier Peña, pero no deja de embriagar también a sus lectores con un anecdotario al que tiene acostumbrados a sus seguidores de Grandes infelices.
«La perrita Blackie no sabe leer, pero sabía leer entre líneas» como deben hacer los lectores de Tinta invisible porque con cada anécdota, con cada peripecia, nos relata un episodio y nos muestra un hilo de la madeja que lo unía a quien lo enseñó a valorar las historias.
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