En Reino Unido nacieron dos Elizabeth Taylor con veinte años de diferencia. La primera, en Reading en 1912; la segunda, en Hampstead en 1932. En realidad, al nacer no hubo coincidencia, la primera fue registrada como Dorothy Betty Coles, pero, como detestaba su nombre, logró que, antes de que la segunda abriera los ojos, la llamaran Elizabeth. El apellido varió tras su matrimonio, pues casó con Kendall Taylor. Nada hubiese pasado si ella, tras trabajar como institutriz y bibliotecaria, no se hubiera convertido en escritora y si la pequeña nacida en Hampstead no hubiese llegado a ser una de las actrices más conocidas de Hollywood.
Sin embargo, con el tiempo surgió la confusión y hubo quienes creían que la afamada actriz compaginaba el cine con la literatura. Este hecho molestaba a la mayor, quien manifestó que odiaba su nombre, pues la sombra de la actriz era demasiado alargada. Tal vez por ello, su importancia se vio ensombrecida y, aunque publicó una docena de novelas y tenía sus lectores, nunca recibió ningún premio ni reconocimiento antes de su muerte en 1975. No obstante, fue rescatada en los años ochenta como una de las mejores escritoras británicas del siglo XX. En 2025 la editorial Libros del Asteroide se ha encargado de editar en español su obra más notable, Prohibido morir aquí, con traducción de Ernesto Montequin.
Publicada originalmente en 1971 bajo el título Mrs. Palfrey at the Claremont, esta novela tiene como protagonista a la señora Palfrey, una sexagenaria que acaba de enviudar y vende su casa en el campo, donde no desea vivir sola por sus problemas artríticos. Para no molestar a su hija que vive en Escocia, decide alojarse en un hotel de Londres en el que alquilan habitaciones para huéspedes. En el Claremont reside un grupo de jubilados de distinto origen y carácter, que se convertirán en los compañeros de estancia de Laura Palfrey. Cada cual invierte su tiempo en lo que le apetece, aunque comparten el horario de las comidas y la televisión. La señora Palfrey pasea por la ciudad y teje mientras espera la visita de su único nieto, quien trabaja en el Museo Británico.
Una tarde en que camina sola por la calle, sufre un pequeño accidente y es auxiliada por un joven de aspecto mísero que intenta convertirse en escritor. Entre ellos surge una relación amistosa que los llevará a hacer triquiñuelas para engañar a los compañeros de alojamiento del Claremont.
Los meses se van sucediendo y también los cambios en el modesto hotel, en el que se les permite hacer lo que quieran salvo morir en él, pues daría mala imagen al resto de clientes.
Esta historia toca temas relevantes como la familia, la soledad, la amistad, la apariencias, el amor y la vejez, no siempre comprendida por los jóvenes. Todos ellos son tratados con finura e ironía en una prosa lánguida que se desliza en cada línea y en cada capítulo hasta alcanzar un final que no deja de sorprender al lector.
Sin duda, esta novela merece ser leída y abre el apetito por conocer otras obras de Elizabeth Taylor que han sido editadas por otros sellos en español.

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