Subir de nuevo a la habitación de los juegos le
piden continuamente entre pucheros y risas los niños que revolotean a su
alrededor. No entiende su insistencia, pues ese cuarto permanece vacío desde
que su marido y ella llegaron a la casa hace ya varios años. Pero su
preocupación es otra, ¿quiénes son esos pequeños desconocidos que la acosan a
todas horas?
© Erminda Pérez Gil, 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario