miércoles, 25 de mayo de 2016

La vida es sueño, y los sueños, sueños son

     El 25 de mayo de 1681 fallecía en Madrid Pedro Calderón de la Barca, uno de los escritores más relevantes (y no son pocos) de los Siglos de Oro en España. 
     Nació el 17 de enero de 1600 en Madrid y aún con corta edad quedó huérfano de madre y luego de padre. Fue educado por los jesuitas y realizó estudios universitarios en Alcalá y Salamanca. Como buen hombre de su época, combinó la composición de obras dramáticas con la vida militar, por lo que le fue otorgada la Orden de Santiago.
   Entre 1630 y 1640 era ya un afamado escritor teatral y favorito de la corte. Sin embargo, este periodo de esplendor se vio eclipsado a consecuencia del fallecimiento de la reina Isabel de Borbón y el príncipe Baltasar Carlos, pues se ordenó en 1644 el cierre de los teatros españoles durante cinco años. Este periodo de crisis, no solo creativa, sino también económica, provocó que Calderón decidiera tomar los hábitos en 1651 y terminara sus días como sacerdote, aunque nunca dejó de escribir obras de teatro.
    Calderón compuso ciento diez comedias y otras ochenta piezas entre autos sacramentales, loas, entremeses y obras menores. Dentro de su dilatada producción destacan: Casa de dos puertas, mala es de guardar (1629), El alcalde de Zalamea (1651), El gran teatro del mundo (1655) y su obra maestra, La vida es sueño (1636), cuyo protagonista es el inolvidable Segismundo.
     Este dramaturgo, como no podía ser de otra manera, se inspira en el Teatro nacional creado por el genial Lope de Vega y las pautas que éste establece. Sin embargo, su hacer va más allá que el del Fénix al introducir elementos novedosos plenamente barrocos en sus comedias y lograr una mayor perfección técnica y formal en sus obras. Mucho más sobrio, partirá de temas y situaciones creadas por Lope, pero reducirá el número de personajes y elevará el tono, logrando un teatro más culto y en ocasiones de profundo tono filosófico. 

La vida es sueño, jornada III, escena XIX
 Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
  Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida?  Un frenesí.
¿Qué es la vida?  Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.




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