Durante 2020 se conmemoró el centenario de la muerte de Benito Pérez Galdós, por lo que nos propusimos como objetivo profundizar en su obra. Mes a mes leíamos y reseñábamos al escritor canario, y como las ansias por conocer mejor sus textos aumentaban, así lo hacían también sus lecturas.
A Galdós lo conocí, como muchos, durante la adolescencia al ser impuestas sus novelas en el instituto. No obstante, acercarse a sus textos en la madurez ayuda a comprender mejor su visión de España, de la sociedad en la que vivía y su crítica sagaz a los malos usos y el desgobierno.
Empezamos enero con Doña Perfecta, una novela en la que se refleja el choque entre la tradición y el progreso.
En febrero seguimos con La desheredada y La de Bringas, historias en las que se muestra el derroche y la importancia de aparentar en la sociedad madrileña.
La llegada de la pandemia en marzo y el posterior confinamiento limitó el acceso a las lecturas durante los siguientes meses. Aun así, en marzo leímos Marianela, la novela favorita de Galdós, y El doctor Centeno.
En abril solo pudimos leer Tristana, una historia en la que la protagonista desea ser algo más que una mujer de su época y ansía la libertad de elegir.
Ya en mayo nos iniciamos en los Episodios nacionales con su primer volumen, Trafalgar.
Durante el mes junio de combinamos una novela, La Fontana de Oro, con el segundo episodio nacional, La corte de Carlos IV.
En julio aumentamos el número de lecturas y accedimos a Tormento, Gloria y a los tres siguientes Episodios nacionales: El 19 de marzo y el 2 de mayo, Bailén y Napoleón en Chamartín.
Agosto llegó cargado de libros: La sombra, El audaz, Nazarín y tres Episodios nacionales: Zaragoza, Gerona y Cádiz.
En septiembre leímos La familia de León Roch y otros tres Episodios nacionales: Juan Martín el Empecinado, La batalla de Arapiles y El equipaje del rey José.
Con octubre nos acercamos a El amigo Manso y Lo prohibido y a dos nuevos episodios con los que se inicia la segunda serie: Memorias de un cortesano de 1815 y La segunda casaca.
En noviembre solo pudimos leer Miau y los dos siguientes episodios: El Grande Oriente y El 7 de julio.
Y por fin terminamos 2020 con diciembre y cinco novelas de Galdós, dos de ellas, Episodios nacionales.
Misericordia tal vez sea la narración más dura del escritor realista. Publicada en 1897, pertenece a las novelas espirituales dentro del ciclo de las denominadas «novelas españolas contemporáneas». En otras obras de Galdós habíamos conocido personajes que vivían en el lujo y la abundancia, familias nobles o burguesas que se arruinaban por el derroche de aparentar, personas que se entrampaban con prestamistas por mantener un nivel de vida que ya no les correspondía... Sin embargo, el escritor quiso descender hasta el último peldaño de la escala social y dibujar las vidas de quienes se ven forzados a vivir de la mendicidad. Es esta, además, una historia de sacrificio pagado con ingratitud que no deja impasible al lector.
La protagonista de esta novela es Benigna, una sirvienta llamada también Benina o Nina que mendiga a las puertas de una iglesia para mantener a su señora, quien ignora de dónde saca su criada el dinero para mantener sus caprichos y a la que recrimina continuamente por cualquier motivo. Nos recuerda este personaje al periodo de tiempo que pasó el joven Lázaro de Tormes con su tercer amo, un escudero arruinado a quien alimentaba con sus triquiñuelas el pícaro.
Mas la bondad de Benina llega más allá, pues también ayudará a los hijos de su señora, a quienes ha criado desde la infancia, a conocidos de la familia y a otros mendigos que sufren necesidades. Para todo ello, descuida su propio bienestar con la esperanza de que todo se solucione. Un golpe de suerte hace que su señora cobre una cantidad importante de dinero y su nueva posición hará que desprecie a la única persona fiel que la ha ayudado siempre.
Las dos siguientes novelas tienen como protagonista a un personaje que aparece citado en otras obras de Galdós; se trata del prestamista y usurero llamado Francisco Torquemada, cuyas peripecias aparecen relatadas en cuatro volúmenes. El primero se titula Torquemada en la hoguera y fue publicado en 1889; en él se perfila el personaje, se dan pinceladas de su pasado y se relata la muerte de su hijo Valentín, quien, siendo un niño, era la esperanza de la familia.
El segundo ejemplar se titula Torquemada en la cruz (1893) y nos relata la transformación del usurero al contraer matrimonio con una de las hermanas Águila, nobles arruinadas que ven en él una fuente pecuniaria inagotable.
Además de estas tres novelas, leímos dos Episodios nacionales más correspondientes a la segunda serie: Los cien mil hijos de San Luis y El terror de 1824.
Los cien mil hijos de San Luis fue publicado en 1877 y relata la traición del rey Fernando VII contra el gobierno liberal, al solicitar ayuda a las monarquías europeas para recuperar el trono e implantar de nuevo el absolutismo en España. El ejército francés diez años después de ser expulsado cruzará la frontera española para acabar con el trienio liberal. Este episodio está narrado desde una perspectiva distinta porque combina las memorias de Jenara Baraona, una espía y correo del Rey que ya había aparecido como una mujer insignificante en episodios anteriores, con el relato de un narrador externo en tercera persona.
Como consecuencia de lo anterior, El terror de 1824, publicado el mismo año que el capítulo anterior, narra las consecuencias sangrientas del retorno del absolutismo, que ajusticia a todo aquel que haya tenido que ver con los liberales o sea sospechoso de cualquier cosa. Las delaciones se suceden y la verdad y las pruebas resultan irrelevantes a una justicia que persigue el ajusticiamiento per se. En este episodio aparecen de nuevo Sola y Jenara, dos mujeres que se disputan al mismo hombre, quien permanece en el exilio en Inglaterra.
A lo largo de 2020 nos hemos adentrado en treinta y seis novelas de Benito Pérez Galdós. Quedan aún muchas novelas galdosianas por leer, así que no dejaremos de hacerlo en el futuro.
Primer.
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