El asesinato perfecto es el objetivo de los homicidas, pero también es la mayor obsesión de los escritores de novela negra. Ambos tienen algo en común el deseo de acabar con la vida de otro sin dejar ningún rastro o huella que incrimine al ejecutor. No obstante, sus razones difieren; mientras los primeros desean eludir la condena, los creadores de ficción persiguen la gloria de la creatividad. Aun así, la pregunta es la misma, ¿existe el crimen perfecto?