lunes, 28 de marzo de 2016

Se me ha muerto como el rayo Miguel Hernández

     A las 5:30 horas del 28 de marzo de 1942 fallecía a los 31 años el recluso Miguel Hernández Gilabert a consecuencia de Fimia pulmonar, según consta en el  parte extendido por el jefe de Servicios Médicos de la enfermería de la prisión de Alicante. 
     Se había solicitado en varias ocasiones que el poeta fuera enviado al sanatorio de tuberculosos de Porta-Coeli, en Valencia, para recibir el tratamiento adecuado, pero el Vicario General, don Luis Almarcha, negó el traslado hasta que el poeta no se aviniera a renunciar a su ideología republicana y se adhiriese al movimiento nacional.
     El 21 de marzo el reformatorio de Alicante recibió un telegrama de Madrid en el que se autorizaba el traslado del preso al sanatorio penitenciario de Porta-Coeli. Sin embargo, nadie se atrevió a mover un cuerpo ya desahuciado por los médicos que destilaba pus sobre la cama en la que yacía.
     El recluso Joaquín Ramón Rocamora, quien acompañó a Miguel en sus agónicas horas finales, recuerda haber escuchado de la boca del moribundo estas palabras finales: "¡Ay, hija, Josefina, qué desgraciada eres!".
      Así murió como el rayo Miguel Hernández.



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