Hablar de Irène Némirovsky es hablar de tragedia. A pesar de haber nacido en una familia rusa acomodada, su vida se vio alterada por diversas circunstancias que la marcaron para siempre y que le servirían de materia literaria para sus numerosas novelas y relatos.
Irène nació en Kiev en 1903 y, pese a que recibió una esmerada educación que la ayudó a dominar otros idiomas, su infancia fue infeliz y solitaria. Su padre, al que la niña adoraba, era un banquero judío que se había enriquecido a fuerza de trabajo, pero que pasaba demasiado tiempo fuera de casa; su madre era una mujer joven que disfrutaba de los placeres materiales y físicos de la vida y a la que estorbaba su hija en sus salidas y viajes. La niña pasará más tiempo sola o con institutrices que con sus progenitores y la relación entre madre e hija se va deteriorando al ver la pequeña cómo su madre engaña a su padre.
Tras producirse la revolución bolchevique, su familia se vio obligada a abandonar Rusia. Su primer destino será Finlandia, de donde se ven obligados a huir porque la guerra los alcanza. Por fin en 1919 se establecerán en París. Gracias a ello, Irène pudo continuar sus estudios y licenciarse en Letras en la Sorbona en 1926, año en el que contrae matrimonio con Michel Epstein, con quien tuvo dos hijas: Denise (1929) y Élisabeth (1937). Ese mismo año publica su primera obra en la revista Les Œuvres libres: El malentendido (que apareció como libro en 1930). Un año después, publicará en la misma revista Un niño prodigio, historia que no volvería a ser editada hasta 1992, y en 1928 aparecerá en esa publicación L'Ennemie, reeditada en 2011, pero que no ha sido traducida al español.
No obstante, será en 1929 cuando publique su primera novela en una editorial (Grasset), David Golder, cuyo éxito provocó que un año después fuese adaptada al cine y al teatro. Los protagonistas son evidente reflejo de sus padres: David Golder es un banquero caído en desgracia y su esposa, una mujer fría y despilfarradora. Estos mismos perfiles los encontraremos en otras de sus historias.
A partir de entonces sus publicaciones tanto de novelas como de relatos en revistas se suceden y alcanza un notable éxito y reconocimiento. En 1930 se edita El baile; en 1931, Nieve en otoño; El caso Kurílov, en 1932; El peón en el tablero, 1933; El vino de la soledad, en 1935; Jezabel, 1936; La presa y Deux (no traducida al español), en 1938; El maestro de almas, 1939; Los perros y los lobos, 1940; Los bienes de este mundo, 1941. Y de repente la aclamada escritora en lengua francesa deja de publicar. ¿Cuál es la razón? ¿Abandona Irène la escritura?
No se les habrá escapado los turbulentos años que le han tocado vivir a Némirovsky. Su familia tuvo que huir de Rusia y ahora son repudiados en Francia. En los últimos años el nazismo se ha adueñado de Europa y persigue a los judíos. El gobierno francés rechaza la solicitud de nacionalización de la escritora en 1938, por lo que esta y su familia deciden convertirse al catolicismo en 1939. Sin embargo, las garras antisemitas seguirán acosándola. En 1940, tras unas leyes promulgadas por el gobierno de Vichy, su esposo pierde su trabajo y a ella le prohíben publicar. Tras este varapalo, deciden abandonar París y refugiarse en Issy-lÉvêque, un pueblo en el que se ocultaban sus hijas con su niñera.
Esto no impedirá que Irène siga escribiendo. En cuadernos, con una letra abigarrada para aprovechar el escaso papel, la escritora deja testimonio a través de sus últimos textos de los sucesos que se viven en Francia.
El 13 de julio de 1942 Irène fue detenida por la gendarmería francesa y conducida al campo de Phitiviers. Desde allí es trasladada a Auschwitz, donde morirá de tifus un mes después. Su marido intentó buscar ayuda para rescatarla, pero solo logró que lo detuvieran también a él y lo deportaran al mismo campo de concentración polaco, donde es asesinado en una cámara de gas en noviembre del mismo año.
¿Qué sucedió con sus hijas? ¿Y con sus últimos textos?
Gracias a la ayuda de la niñera y algunos familiares y amigos, las niñas logran ocultarse y salvar sus vidas. Quien rechazó ofrecer cualquier colaboración fue la madre de Irène, a quien acudió en primer lugar la niñera; la abuela despreció a sus nietas y las abandonó a su suerte.
Durante toda su huida y en los años posteriores, Denise y Élisabeth no se desprendieron de la maleta que contenía recuerdos familiares, entre ellos los cuadernos manuscritos de su madre. Décadas después, las hijas se atrevieron a leerlos y descubrieron que había dejado escritas dos novelas.
Acudieron a su editor, quien en 1957 había publicado Los fuegos del otoño, novela que le había entregado Irène y que no pudo publicar durante la guerra. En los cuadernos manuscritos se hallaba El ardor de la sangre (publicada en 2007) y Suite francesa, la novela más ambiciosa y elaborada de la escritora, que fue publicada en 2004. Diseñada en cuatro partes, solo tuvo tiempo de escribir dos. A pesar de ello, esta última obra tuvo un éxito arrollador (se tradujo a treinta idiomas) y recibió, por primera vez a título póstumo, el Premio Renaudot. Ello propició, además, que se reeditaran las obras anteriores de la escritora.
En Suite francesa Némirovsky hace una detallada descripción de perfiles en la huida de los parisinos de la ciudad ante la inminente llegada del ejército alemán. Irène se convierte así en cronista literaria de su época, como lo había sido de su pasado y de sus vivencias familiares, y refleja sin pudor las buenas y malas acciones de las que son capaces las personas sometidas a la presión de la guerra. En 2014 Saul Dibb adaptó la novela al cine.
Sin duda, Irène Némirovsky es una de las mejores escritoras del siglo XX y el haber rescatado su obra inédita ha propiciado que fuera rescatada del olvido literario. En España se ha encargado de su obra con mucho acierto la editorial Salamandra, que además ha publicado una recopilación de relatos de la autora bajo el título Domingo (2000).
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