El 10 de octubre concedieron el Premio Nacional de Narrativa 2025 a Paco Cerdá por su última obra, Presentes, novela histórica publicada por Alfaguara en septiembre de 2024. Este galardón es más que merecido, sin duda.
El pasado 14 de abril terminé la lectura de esta obra en tan solo dos jornadas. Desconocía el asunto sobre el que trataba y la historia me conquistó desde la primera página.
El 20 de noviembre de 1936 el líder falangista José Antonio Primo de Rivera fue fusilado en la cárcel de Alicante por los republicanos. El bando nacional silenció su muerte durante dos años y era nombrado como «el Ausente». A partir de entonces, las listas de fallecidos de los sublevados eran encabezadas por su nombre y se repetía la consigna «José Antonio. ¡Presente!». Una vez acabada la guerra y convertido en mito, el movimiento Nacional organiza en el tercer aniversario de su fallecimiento una peregrinación de su cadáver desde el cementerio donde yacía hasta El Escorial, para ser enterrado con honores. El trayecto a pie, realizado en once jornadas, será la estructura sobre la que construye su novela Paco Cerdá, pues cada capítulo corresponde con uno de los días de viaje.
La trama comienza el 20 de noviembre de 1939, cuando los primeros escuadrones falangistas cargan el féretro del fundador de su movimiento sobre sus hombros para, a paso lento, iniciar su andadura por los caminos de una España asolada por tres años de combates fratricidas.
Mientras avanzan y los kilómetros lo acercan a su nueva tumba, el autor introduce historias de personas conocidas o anónimas que en esas mismas fechas se vieron afectadas por la guerra y sus consecuencias al pertenecer al bando derrotado. Los republicanos que cruzaron la frontera e intentan sobrevivir en los campos de refugiados franceses, quienes subieron a barcos para huir de España, los abusos que sufrió el cantaor Miguel de Molina, el exilio de intelectuales y el sometimiento de los que tuvieron que permanecer en el país, las historias de Elena Fortún, Pilar de Valderrama (la Guiomar machadiana) o Miguel Hernández, las dificultades de las empresas, la situación de los presos en las cárceles, los juicios políticos, las torturas y los fusilamientos masivos, los mutilados... Pero también intercala la historia de José Antonio y la Falange, su vínculo con la política y su relación con Franco, quien aprovecha su figura para ensalzar su Movimiento Nacional a través de la mitificación de un personaje al que guardaba resentimiento.
En la historia no solo están presentes quienes fallecieron en el bando sublevado, sino todos aquellos que se vieron afectados por el conflicto y sufrieron sus consecuencias tras la derrota.
El trayecto concluye el 30 de noviembre, cuando el cortejo fúnebre alcanza su destino, El Escorial, después de 467 kilómetros recorridos en once días y diez noches bajo las inclemencias del otoño. Allí lo espera el Generalísimo, el nuevo Jefe del Gobierno y del Estado que se congratula de haberse deshecho de cualquier competidor que pudiese hacerle sombra. Al enterrar a José Antonio entierra su mito y se alza sobre él.
Esta novela de no ficción supone un recorrido por un periodo de la historia de España muy recurrente; sin embargo, Cerdá logra ofrecer una perspectiva original al imbricar el homenaje Nacional a uno de sus héroes con las huellas que va dejando el nuevo régimen en los que no simpatizan con sus principios.
El libro merece el reconocimiento recibido. Debe ser leído y valorado por el intenso trabajo de investigación llevado a cabo por el autor, que aparece reflejado en las veintisiete páginas de bibliografía consultada para dar cuerpo a la historia.
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