jueves, 7 de septiembre de 2017

A sangre fría

     En 1959 se produjo un cuádruple asesinato en Holcomb, un pequeño pueblo agrícola de Kansas. Un matrimonio y sus dos hijos adolescentes aparecieron brutalmente muertos sin que hubiese un motivo aparente para tan cruel acción. Los Clutter eran una familia trabajadora, sencilla, religiosa y muy apreciada por sus convecinos; ¿quién querría acabar con sus vidas entonces?
     Truman Capote se hallaba en Nueva York cuando leyó en un periódico la noticia del luctuoso suceso. El periodista, acompañado por su amiga Harper Lee (autora de Matar un ruiseñor), decidió viajar inmediatamente hasta Holcomb para entrevistarse con los policías encargados del caso, familiares, vecinos y todo aquel que pudiera proporcionarle información sobre lo acontecido.
     La investigación periodística avanzaba gracias a los hallazgos de las fuerzas del orden encargadas de resolver el crimen y se nutría de ellos. Una vez que fueron identificados los presuntos asesinos y detenidos, el periodista se entrevistó con ellos para extraer su punto de vista de los hechos. Capote no solo asistió a las sesiones del juicio, sino que, para dar mayor veracidad al testimonio, compró las transcripciones de las mismas.
     A pesar de que el caso no se resolvió hasta 1966, el periodista no abandonó el interés que lo llevó hasta allí ni dejó de recopilar páginas y páginas de información. Sin embargo, se le criticó un excesivo acercamiento a los reos que lo llevó a empatizar en demasía con su causa, hasta el punto de defender y ser comprensivo con su acción. Para ello, y en contra de los principios básicos del periodismo, Capote manipuló e inventó el pasado de los asesinos con la finalidad de justificar el daño que estos habían provocado.
     Tras siete años de investigación, entrevistas, revisión de actas y documentos, Truman Capote no publicó un ensayo, un reportaje o una crónica, sino una novela que supuso una revolución dentro del periodismo. De hecho, él mismo afirmó que su obra pertenecía a un nuevo género, al que denominó Nonfiction Novel ("novela testimonio"). ¿Qué tiene de especial para ser tan novedosa?
     Para empezar, la historia está relatada con un narrador omnisciente en tercera persona, es decir, una voz narrativa externa a los hechos que opina, juzga y valora a los personajes, conoce lo que piensan o sienten estos, adelanta acontecimientos o nos comenta su pasado..., un auténtico demiurgo que lo sabe todo y lo controla todo. En ningún momento el autor se erige dentro de la obra como partícipe de la misma, pese a que haya estado siete años obsesionado con saber la verdad; tan solo en algunas ocasiones se señala que algún personaje era visitado o entrevistado por un periodista, sin especificar de quién se trata. Además, aunque los acontecimientos se suceden de manera cronológica, continuamente se nos hacen referencias a lo que ha de suceder o se llevan a cabo saltos en el tiempo tanto hacia el pasado como al futuro. Los personajes quedan tan definidos que llega un momento en que es difícil distinguir a "los buenos" de "los malos", pues se ofrece una perspectiva circular de todos ellos.
     No obstante, considero que el mayor acierto de la obra reside en ser capaz de lograr atrapar al lector en una trama que no solo ya conoce, pues ha sucedido en la realidad, sino que, además, desde las primeras páginas ya se le anuncia lo que ha de acontecer. A pesar de todo ello, quien se adentra en esta narración cae en las redes de la curiosidad, se embriaga con los hechos y no se va a poder separar de ella hasta alcanzar el punto que da fin a la historia. 
     A sangre fría es una gran novela, muy del gusto de los apasionados de la narrativa policíaca, que ha dejado huella en otros escritores o periodistas. En la actualidad, el francés Emmanuel Carrère ha publicado obras que siguen el modelo de novela testimonio de Truman Capote, como El adversario, magnífica novela de la que ya nos hicimos eco en este blog:
     Ambas obras son, sin duda, un buen ejemplo de cómo la realidad es una fuente inagotable de sucesos susceptibles de ser convertidos en narración por una mano diestra.



2 comentarios:

  1. Excelente crítica amiga yo la leí hace muchos años pero me dejó atrapada de principio a fin , un abrazo

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    1. Gracias, Beatriz. A mí me pasó lo mismo con esta novela. Un abrazo.

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