lunes, 5 de febrero de 2018

Recursos inhumanos

     Afirmar que la literatura va unida al contexto histórico, político o social de cada época es una obviedad. A lo largo de los siglos los artistas han mostrado, de manera directa o no, su visión del entorno en el que desarrollaban su labor, ya sea para alabarlo, criticarlo, denunciar determinados aspectos o evadirse de él. Como ejemplos podríamos citar a los escritores españoles exiliados durante la dictadura franquista o a los que se quedaron en el país (cada uno hace lo que puede o quiere), el regeneracionismo noventayochista, las críticas contra el positivismo de los modernistas, las ansias de libertad románticas o la tristeza de nuestros barrocos ante la caída del Imperio.
     Nuestro presente cuenta con infinito material novelable del que echan mano numerosos escritores actuales. Si hay una fuente inagotable de inspiración, esa es la realidad. En ocasiones hemos contemplado momentos que nunca creímos que llegasen a ser posibles, pero la realidad está ahí y a veces nos estalla ante los ojos.
     La reciente crisis económica, que ha afectado en la última década a los países ricos (y de paso a los que no lo eran tanto), ha sido reflejada en no pocas novelas publicadas durante los últimos años. Algunas, quizá, han pecado de caer en el panfletarismo político, pero otras han sabido mostrar una visión verosímil de la realidad acontecida.
     Es el caso de Recursos inhumanos, escrita por el novelista francés Pierre Lemaitre, quien la publicó en su país en 2010, y que ha llegado a España de la mano de la editorial Alfaguara en 2017.
     El título ya deja entrever la crítica que subyace dentro del volumen, en el que se denuncia la difícil situación de todas aquellas personas a las que se les vino abajo su castillo de naipes personal al perder su puesto de trabajo.
     "Me llamo Alain Delambre y tengo cincuenta y siete años. Soy un directivo en paro." 
     De este modo se presenta en el primer capítulo el narrador, quien protagoniza la angustiosa situación que se nos relata en las casi cuatrocientas páginas de la novela. Antes de perder su empleo, Delambre era un directivo de una empresa sólida que vivía de manera acomodada con su familia, pagaba su hipoteca y se permitía ciertos lujos sin plantearse que su estatus se pudiese invertir. Sin embargo, como la mayoría de empresas, la suya decide hacer recortes de personal y él es uno de los primeros en caer. Hay ciertas franjas de edad frágiles cuando se trata de reducir trabajadores, y una de ellas es la de mayores de cincuenta años, por lo que Alain se ve despedido sin entender muy bien ni el cómo ni el porqué.
     Aun así, durante un tiempo Delambre mantiene la ilusión. Mientras percibe una prestación por desempleo que le permite seguir pagando sus facturas, la situación le resulta sostenible. Sin embargo, los años van pasando, Alain pierde las ayudas y no logra obtener un nuevo puesto de trabajo pese a patearse la oficina de empleo con asiduidad y presentar su currículum en infinidad de empresas.
     Inevitablemente la aceptación da paso a la desilusión y esta a la angustia. Su paciencia se va agotando y con ella se deterioran su estado de ánimo y sus relaciones familiares. ¿Cómo no mostrarse irascible si, tras muchos años de estudio y dedicación empresarial, lo único a lo que puede acceder es a empleos precarios que se aprovechan de los desesperados sociales? El amor propio, la dignidad, el orgullo se terminan perdiendo en la vorágine del desempleo de larga duración. Y lo peor es que siempre las cosas pueden empeorar.
      ¿Les suena esta historia? ¿Cuántos Alain Delambre conocen? Seguro que a más de uno. ¿Y acaso cualquiera de nosotros no podría llegar a ser él en algún momento? ¿No podrían nuestras vidas dar un inesperado revés y vernos pendientes de un hilo?
      Ahora imaginen que, cuando parece que bajo nuestros pies solo se halla el vacío, una esperanza se vislumbra en el horizonte en forma de oferta de empleo precisamente del sector en el que estamos especializados. Nos frotaríamos los ojos para comprobar si es cierto o no, nos temblarían las manos, tragaríamos nudos y haríamos lo que fuera necesario por lograr ese puesto, nos entregaríamos en cuerpo y alma para alcanzar esa meta que resolvería todos nuestros problemas. Pero, ¿realmente estaríamos dispuestos a hacer cualquier cosa?
      En la obra, Pierre Lemaitre no se limita a relatar la trágica historia de un hombre puesto al límite de sus fuerzas, se vale de su maestría como narrador para crear un relato que va más allá de la denuncia y arrastra al lector. Sí, Lemaitre critica el utilitarismo que las empresas hacen de los trabajadores, la deshumanización del sector empresarial, que subsiste a fuerza de cortar cabezas laborales mientras sus grandes directivos mantienen su estatus y juegan al ajedrez con el mundo, o la incompetencia de los gobiernos en materia laboral. Todo eso es cierto. Pero, además, crea un relato original partiendo de una base común. No nos quedamos en una anécdota banal y triste de un pobre hombre desempleado, cansado y viejo, sino que exprime las posibilidades narrativas sin perder verosimilitud para sorprender al lector con una vuelta de tuerca que no se espera.
     Recursos inhumanos tiene tras de sí la mano de un escritor de novela negra que no puede evitar confundir al lector y arrastrarlo a su terreno para darle un revolcón en la trama que lo deja boquiabierto. Aunque, también, busca crear polémica y despertar en quien lo lee una conciencia social que, tal vez, esté adormilada en la mullida comodidad de la sociedad del bienestar.


         

4 comentarios:

  1. uuufff si lo sabré yo me he buscado la vida y mil empleos de alguna forma aún hago algunos encargos escribiendo poemas para algunos locales o parejas ... si pero la verdad este planteamiento es muy inhumano , gracias por compartir lo compartiré, además me lo apunto para leerlo , un abrazo amiga desde mi brillo del mar

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    1. Sí, Beatriz, es una situación complicada y desesperante para quien la sufre. Se trata de un querer y no poder que incomoda y angustia. Tranquila, tu brillo del mar te alumbrará un buen destino. Un abrazo, amiga.

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  2. Me parece muy recomendable dicha novela. No he leído nada de Pierre Lemaitre pero me han hablado bien de él. En cuanto a la situación que describe la novela, durante estos años de crisis he conocido casos muy parecidos y muy jodido. El mío en estos momentos tampoco es muy halagüeño, pero al mal tiempo buena cara. Un saludo.

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  3. Sí, Sergi, es un tema duro, pero está tratado con mucha fuerza en la novela. Y además tiene sorpresa.
    Si quieres leer a Pierre Lemaitre, te recomiendo Alex: http://letrasimposibles.blogspot.com.es/2017/01/alex.html
    Un saludo y mucho ánimo.

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