El Día de las Letras Canarias 2020 se dedicó a Josefina de
la Torre, una de las
personalidades artísticas más relevante del panorama hispano y, a su vez, una
de las más desconocidas. Poetisa, actriz, cantante, dobladora de cine,
guionista…, su currículum
resulta lo suficientemente
heterogéneo para los acercamientos tradicionales de las historias de la
literatura. Si, además,
tenemos en cuenta que es mujer y que su obra poética ha tenido una difusión
minoritaria, queda en parte explicado ese desconocimiento que comentábamos
antes.
Nació en
Las Palmas de Gran Canaria en 1907 dentro de una de las familias más inquietas
del panorama intelectual y artístico de la isla. Desde pequeña estuvo en
contacto con dos de sus grandes pasiones: el arte dramático y la música. Su hermano,
el dramaturgo y escritor Claudio de la Torre, desarrollaba sesiones de teatro
en la casa familiar de Las Canteras donde se representaban, especialmente en verano, obras de autores modernos.
Josefina dio sus primeros pasos en la interpretación en este Teatro Mínimo.
También comienza su formación como intérprete instrumental y canto. La
culminación de estos estudios la lleva a Madrid. Allí, en la Residencia de
Estudiantes, traba conocimiento con la vanguardia artística, especialmente con
los poetas que conoceremos como Generación del 27 (de hecho, figura en la antología preparada por Gerardo Diego, Poesía
española contemporánea, que sirvió de piedra fundacional del grupo).
Su relación
con el cine es a través de su hermano, Claudio, que era en aquellos años el
encargado de adaptar los guiones y el doblaje de las producciones de la
Paramount. La voz de Josefina será la que doble la de Marlene Dietrich, entre
otras.
La Guerra Civil lleva a los hermanos de la Torre nuevamente a Gran
Canaria. Para afrontar las calamidades económicas, Josefina participa en un
proyecto editorial de su hermano, La Novela Ideal, y escribe relatos de
intriga amorosa con el seudónimo “Laura de Cominges”. Acabada la guerra vuelve a Madrid como
primera actriz del Teatro Nacional María Guerrero. Su dedicación al teatro y al
cine la convierte en una de las actrices más destacadas de la escena nacional y
le permite montar su propia compañía y colaborar con las más prestigiosas de la
época (los Merlo o la de Nuria Espert). Los últimos años están marcados por su
dedicación a proyectos televisivos como Estudio 1 (versiones para televisión de
obras teatrales) o la exitosa serie Anillos de oro.
La obra
poética de Josefina de la Torre está marcada por un doble vínculo: el primero
es la tradición modernista insular (especialmente Saulo Torón) que aparece
reflejada en su gusto por la sensorialidad del mundo natural. El segundo, los
logros de la vanguardia en la que maduró su voz, tales como la
articulación expresiva de lo popular o la reflexión en el poema de la relación
entre la materialidad verbal y la experiencia vital.
Su primer
libro, Versos y estampas (1927), lo prologa Pedro Salinas, quien destaca la importante
presencia de lo insular en sus poemas y la denomina "muchacha-isla". En 1930 publica Poemas de la
isla, a la que le seguirá Marzo incompleto (editado en 1968, aunque la
crítica sitúa su elaboración en los años treinta) y, finalmente, Medida del
tiempo, publicado en 1989.
Las
características más destacables de su poesía (atendemos aquí a lo dicho por
Dolores Campos-Herrero y Marianela Navarro Santos) son: la importancia de la
memoria (especialmente la infancia y la adolescencia en la isla), el valor de
lo sensorial, un imaginario de lo femenino diverso (desde la maternidad
frustrada a la sensualidad), el tono confesional a veces calificado de
postromántico, la reinvención del mundo (su recuperación nostálgica) a través
de los objetos cotidianos o el paisaje, la
sencillez y transparencia en su dicción poética y el uso del versolibrismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario