La escuela de canto es la última novela de la escritora británica Nell Leyshon editada en español en 2022 por la editorial Sexto Piso. Aunque había publicado obras anteriores, alcanzó el favor del público hace una década con Del color de la leche, novela que ya comentamos en nuestro blog el pasado año (reseña).
Si Del color de la leche nos sorprendió por cómo estaba escrita, sin respetar signos de puntuación ni reglas ortográficas, la autora vuelve a utilizar esta técnica para reproducir la voz de la narradora en primera persona, una niña analfabeta en la Inglaterra de 1573.
Ellyn vive con su familia en una granja alejada del pueblo. Su madre es una mujer autoritaria que ha de suplir con su esfuerzo y el de sus dos hijos la incapacidad de su marido, además de superar un parto reciente. La niña no para de trabajar, pero observa ilusionada al nuevo bebé, su pequeña hermana Agnes, y desea para ella una vida mejor que la suya, embrutecida y sucia por el esfuerzo diario.
La vida de Ellyn cambia cuando un día en el que acude al mercado del pueblo se acerca a una iglesia y escucha un canto que le parece hermoso y sobrenatural. Ese sonido celestial se cuela en su interior, lo reproduce como si siempre lo hubiese sabido y desea fervientemente no hacer otra cosa en la vida que cantar.
Su único anhelo entonces será ingresar en la escuela de canto, donde, además de practicar la voz, enseñan a leer y a escribir a niños, por lo que ella tiene el acceso vetado. No obstante, luchará contra esa imposición social que la excluye y se enfrentará a la oposición de sus padres, que la necesitan para las labores agrícolas.
La historia se desliza a través de las palabras que Ellyn le dirige a su hermana Agnes, el narratario al que van dedicados todas las vivencias que se relatan, con la esperanza de lograr su objetivo y compartirlo con ella.
El conflicto que se nos plantea nos recuerda a otros personajes literarios femeninos que han de ocultar su sexualidad para alcanzar sus metas o sobrevivir, como Historia del rey transparente de Rosa Montero. No obstante, la maestría de Nell Leyshon destaca en la forma en que son contados los hechos, con una sencillez descarnada con la que se ofrecen los sucesos uno tras otro, con un orden cronológico inevitable que va deshojando las posibilidades de la niña cantora.
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