Muchos lectores o aspirantes a escritores se preguntan cuánto se tarda en escribir una novela. Hay quienes mantienen la idea romántica de que una vez la musa se posa junto al poeta, las palabras fluyen como un torrente incontenible. Sin embargo, la realidad no es tan hermosa. Desde que el primer chispazo creativo se dispara en la imaginación pueden pasar meses o años hasta que la obra toma cuerpo y ve la luz. Al menos eso es lo que le sucedió a Rafik Schami (Damasco, 1946) con su novela más conocida, El lado oscuro del amor, quien tardó cuatro décadas en conseguirlo.
El propio Schami relata cómo cuando tenía dieciséis años presenció en su ciudad natal un asesinato amoroso motivado por pertenecer los miembros de la pareja a distintas religiones; los más conservadores de su entorno consideraron que había que ajusticiar a quien no era fiel a los suyos ni a su doctrina. El joven Rafik supo entonces que debía relatar esa historia. No obstante, plasmarla en el papel y publicarla no fue tan fácil. Tras varios intentos infructuosos, con el tiempo el acontecimiento de 1962 se fue difuminando mientras la novela iba tomando forma hasta superar las ochocientas páginas. No sería hasta 2004 cuando la obra definitiva apareció publicada por primera vez en alemán y cuatro años después en español gracias a la editorial Salamandra. Aun así, ese germen original no se perdió y aparece relatado en el capítulo 13. Inhibición del Libro del Amor 2.
El lado oscuro del amor relata la historia de amor imposible entre Farid y Rana en Damasco. Aunque se amen desde niños, su pasión está condenado al fracaso por el conflicto existente entre sus familias desde que se conocieran sus abuelos décadas atrás en Mala, un pueblo agrícola en las montañas sirias tradicionalmente cristiano. Los Mushtak son católicos y los Shahin son cristianos ortodoxos y aun así sus diferencias, más personales que religiosas, parecen irreconciliables. Se acumulan las rencillas entre ambos clanes, las venganzas y las muertes y se prometen odio eterno los unos a los otros. ¿Cómo pretenden entonces una Shahin y un Mushtak unirse para siempre?
Para esta versión árabe de Romeo y Julieta el autor se ambienta en su país natal a lo largo del siglo XX, desde los primeros pasos de sus abuelos en las primeras décadas hasta finales de los años setenta y los conflictos políticos que se suceden en Siria. El relato del pasado familiar ayuda a entender el presente de los jóvenes enamorados, quienes se resisten a renunciar a su amor y se enfrentan a los contratiempos para salvar la pasión que los une.
Schami estructura la obra en sucesivos libros de temática diversa: del Amor, del Silencio, de la Venganza... A su vez, estos están compuestos por 304 capítulos o fragmentos numerados en los que se relatan diferentes hechos sin seguir un orden cronológico. Será al principio de cada libro donde se señale el lugar y la época sobre la que se va a narrar en las siguientes páginas, además de incluir una sentencia inicial representativa de lo que ha de venir. Cada uno de esos fragmentos son las teselas que forman el mosaico final que es el libro completo, la historia de amor entre Farid y Rana y de todos los personajes que los rodean.
Pese al tema inicial, dentro de la novela se tratan otros asuntos de suma importancia, tanto sociales, como religiosos y políticos. En la ambientación del relato no puede quedar fuera la realidad histórica y los conflictos políticos que suceden en el país con los continuos golpes de estado militares y las dictaduras que someten a persecución y tortura a quienes consideran subversivos, es decir, a sus opositores, además de la corrupción que rodea a estos líderes autoimpuestos. Se hace una crítica también al comunismo y sus grupos, cuyos miembros se rigen por una disciplina que los superiores se saltan a conveniencia. Por otra parte, el conflicto religioso está latente desde el principio, pues es el detonante de este relato; observamos un nutrido grupo de cristianos de distintas tendencias que conviven en Siria, pero que poco a poco se verán desplazados por la mayoría musulmana. Así lo refleja el autor en una conversación entre varios personajes:
«...lo mismo que impulsa a nuestros fanáticos de hoy: la conciencia de la misión divina que los convierte en los elegidos. Es la única droga que lleva a hombres jóvenes y vitales a perder el miedo a la muerte y despreciar la vida. La idea de poder alcanzar el Paraíso ha sido el invento más peligroso de la civilización. Aquí se encuentran comunismo y religión. La diferencia solo está en la definición del lugar. en este mundo, dice el comunismo. No, en el otro, dice la religión. Los Hermanos Musulmanes intentan una síntesis de ambas cosas. Quieren instaurar un Estado teocrático en la tierra, porque creen que con eso todos los problemas se resolverían. Pero ese es precisamente el mayor problema.—¿Y que nos queda a nosotros los cristianos?—También eso lo dicen con claridad: emigrar o ser ciudadanos de segunda clase.»
Las costumbres sociales son insoslayables. Los hábitos que definen a un grupo marcan el devenir de este y así las mujeres deben someterse a los hombres y su futuro viene dictado por su familia, que no siempre escucha sus deseos.
El lado oscuro del amor ofrece también su lado luminoso, pues, a pesar de todo, el amor es el epicentro de la historia. Sus distintas formas de vivirlo afloran continuamente a través de la miríada de personajes que pueblan las páginas de la novela. Hay amores correspondidos, otros rechazados, pasiones eternas y ocasionales, los hay filiales o de pareja, frustrados, castos o fogosos, imposibles o agotadores, heroicos y sensibleros... Y como culmen del amor, se presenta la sexualidad como representación carnal y apasionada del amor.
Además de ese germen inicial que creció en la memoria del escritor hasta concluir en la novela, observamos coincidencias biográficas entre el protagonista y el autor. El propio Rafik tuvo que abandonar Siria por motivos políticos y estudió Química en la universidad de Heidelberg, en Alemania. ¿Cuánto más hay del autor en su personaje? Tal vez solo Schami lo sepa y nosotros solo aventuremos a conjeturar.
Es esta una novela apasionante que despierta las emociones del lector. Si desean elegir una novela que los haga despertar esta es la adecuada. Rafik Schami dedicó media vida a confeccionar este mural de vidas que confluye con un mensaje final:
Y ahora escribo la frase para la que llevo décadas trabajando:«Esta es la última tesela de mi historia. Se encuentra en la zona inferior izquierda del mosaico, y lleva el número 304.»Ahora, voy a levantarme y tomarme un café para celebrarlo. Desde mañana, al despertar solo pensaré en Damasco.
Rafik Schami
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