Tras más de una década dedicada a la literatura de género negro, Rosa Ribas (El Prat de Llobregat, Barcelona, 1963) publicó Un asunto demasiado familiar (Tusquets, 2019), novela con la que inició la serie de los detectives Hernández.
La primera entrega nos presenta a los personajes principales y el espacio en el que se mueven. Los protagonistas son una familia del barrio barcelonés de Sant Andreu en cuya vivienda tienen una agencia de detectives. Mateo fundó el negocio tras una juventud disoluta y temeraria que tuvo que enderezar al casarse con Lola y tener tres hijos. Para no separarse de su esposa, a quien debe cuidar cada día, monta su oficina en una zona conectada al resto de la casa por un oscuro pasillo que carece de iluminación y que servirá como túnel del tiempo. Desde pequeños atrae a Nora, Marc y Amalia al mundo detectivesco y los convence para que participen en el negocio familiar.
Los asuntos laborales se entremezclan con los conflictos de la familia. A medida que los detectives resuelven los encargos de sus clientes conocemos su carácter, las diferencias que surgen entre ellos, sus inquietudes y deseos. La autora llama la atención sobre las particularidades que presenta cada uno y despierta la intriga de saber dónde se encuentra la hija mayor, Nora, quien ha desaparecido tras una crisis personal, además de descubrir qué pasado ocultan.
Tras el éxito de esta novela, en 2021 Tusquets publicó Los buenos hijos, la continuación de la historia de los detectives Hernández. En esta ocasión la familia está al completo, pero un complicado caso de suicidio pondrá en jaque al clan. Amalia insiste en expandir el negocio fuera del barrio en contra de los deseos de su padre, que prefiere mantener un negocio cercano a sus clientes. Los hermanos comienzan a medirse entre ellos y ha discutir por su valía y por el afecto de sus padres. Sin embargo, un luctuoso incidente hará que cierren filas para defender lo más valioso, la familia, aun yendo en contra de la ley y de la ética. Se plantea entonces si todo vale para cumplir la ley del Talión.
Dos años después Tusquets de nuevo publica el tercer episodio de los Hernández, Nuestros muertos, en este caso dedicado in memoriam, al escritor grancanario de novela policiaca Alexis Ravelo, que había fallecido en enero de 2023. En esta entrega los protagonistas intentan superar una pérdida irreparable, la desaparición de uno de sus miembros que los demás no pudieron prevenir ni evitar y de la que se sienten todos en parte responsables. La agencia ha cerrado y Mateo trabaja para la competencia; sin embargo, robará horas de su tiempo para investigar un asunto familiar de unos vecinos del barrio cuyo hijo ha desparecido. No obstante, cuanto más tira del hilo, más se enreda una madeja llena de corrupción, tratos de favor, empresarios e ilegalidades. Tras esta trama se desarrolla la principal, que son los conflictos entre padres e hijos. No siempre estarán de acuerdo y las fricciones los distanciarán, aunque el núcleo filial siempre prevalezca. Mientras, un policía los vigila por las sospechas que arrastran del libro anterior y pondrá en tela de juicio su trabajo y su verdad.
En marzo de 2025 apareció la cuarta entrega de la serie también en Tusquets. Como en los capítulos anteriores, la autora llama la atención sobre un asunto que la inquieta y que los Hernández deben investigar. En este caso se centra en la soledad de los mayores y los timos digitales que han aumentado en los últimos años. La investigación de la muerte de una vecina del barrio pondrá a prueba la paz familiar y la tranquilidad de unos vecinos que prefieren murmurar de los demás antes de que se hable de ellos. Como siempre, los conflictos emocionales de los Hernández despertarán el interés de los lectores, quienes a estas alturas ya saben que las investigaciones son casi una excusa para conocer la evolución de una familia a la que casi ya sienten como propia, aunque no todo les perdonarán sus excesos.
En esta serie Rosa Ribas plantea temas de actualidad que le sirven de marco para la trama principal, la vida de los Hernández. Mateo es un hombre cuyo pasado lo persigue pese a su esfuerzo por contenerlo; Lola vive a espaldas del mundo entre alcohol y libros, pero cuya lucidez aprovecha su marido; Nora, Marc y Amalia son los hijos que siguen los pasos de un padre que los crio como mejor supo para que mantenerlos en su órbita. Los acompañan Ayala, el fiel colaborador de Mateo, y Claudia, la hermana de Lola, quienes participan de los hechos. Además, se ramifican en torno a ellos otros familiares y vecinos que forman el barrio de Sant Andreu, espacio que se convierte también en personaje vivo de la historia, pues sirve de marco y evoluciona a lo largo de los años como los individuos que en él conviven.
Cada volumen empieza con un entierro, porque a Lola le gustan los entierros. Los muertos se acumulan y las tramas se tejen para configurar el lienzo de los Hernández. Quienes hemos leído la serie completa confiamos en que Rosa Ribas continúe con un nuevo libro. La pregunta será entonces con qué entierro se abrirá la quinta novela y a qué nuevos conflictos se enfrentará la familia. Quedamos a la expectativa.
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